La asociación de asesoría y planificación financiera-patrimonial EFPA España, ligada a la European Financial Planning Association y que tiene casi 20.000 profesionales asociados en el país, celebró este pasado jueves en Málaga su encuentro anual para la zona de Andalucía. El colectivo cuenta con más de 500 asesores financieros y profesionales de banca certificados en Málaga. José Antonio Pérez Muriel, delegado territorial en Andalucía Oriental, recuerda que la sinceridad y la transparencia son elementos clave en la relación entre un asesor financiero y su cliente, y considera que cualquier persona con unos ingresos que le permitan atender sus necesidades básicas debe tener en la medida de sus posibilidades la inversión de sus ahorros, al margen de que éstos sean más o menos modestos, como una de sus prioridades. «Existen fórmulas que con cuotas muy pequeñas y constantes ofrecen una remuneración a largo plazo interesante», apunta.

¿Los ahorradores le han perdido el miedo a diversificar sus inversiones?

El perfil de ahorrador, en general, va cambiando en el sentido de que van cambiando las formas de ahorro. El depósito bancario tradicional no se remunera prácticamente, y entonces el ahorrador debe buscar nuevas formas de ahorro y obligatoriamente modificar su perfil, sin que esto signifique que un cliente de perfil conservador pase a agresivo de la noche a la mañana. Pero al menos, si no el perfil, sí que cambian las formas de plantear el ahorro a medio y largo plazo ante la desaparición de formas de ahorro tradicionales por la coyuntura de bajos tipos de interés. También hay mas conocimientos de economía. El ahorrador intenta cada vez formarse mejor y tomar las decisiones de una manera más meditada. No se mueve tanto de forma espontánea. Medita más las decisiones en el tema del ahorro. También los jóvenes vienen con más formación.

¿Cuál es el perfil medio del ahorrador?

Las personas mayores suelen tener perfiles más conservadores en general. A nadie le gusta perder su dinero, esto es una cuestión básica, pero los jóvenes tienen un horizonte temporal de inversión más largo que les permite en un momento dado compensar pérdidas y que en el largo plazo eso te permita, en definitiva, una ganancia. El cliente siempre va a tratar de buscar la máxima rentabilidad con el mínimo riesgo, como toda la vida. Y el de más edad, por pura lógica, es más conservador porque le queda menos horizonte de inversión y debe sobre todo de preservar su capital a toda costa.

¿Se necesita un capital inicial alto para invertir?

Ahorrar puede hacerlo cualquier persona siempre que sus ingresos básicos le permitan cubrir sus necesidades. Aunque se tenga un sueldo ajustado, existen fórmulas con cuotas muy pequeñas y constantes con las que se consiguen unas remuneraciones a largo plazo interesantes. El trabajo de un asesor financiero ya no está destinado sólo a grandes inversiones únicamente. Todo el que quiera planificar su ahorro a largo plazo puede ser objeto de acompañamiento de un asesor. No se necesitan requerimientos ni capitales mínimos para ello sino que es más la idea que tenga cada persona de establecer cuál quiere que sea su futuro de ahorro. Es verdad que luego hay campos como la banca privada donde sí se puede necesitar cierto capital inicial.

¿Qué rentabilidades deben ser consideradas realistas cunado un ahorrador invierte?

Depende de cada caso y de muchos factores como el horizonte de una inversión (no es lo mismo pensar en 5 o en 25 años) o la capacidad de asumir riesgos del cliente. Lo importante siempre es comparar en el mercado. Si para un mismo producto vemos que en algún caso la rentabilidad que nos ofrecen está disparada es que hay algo raro. Se puede decir que en productos más conservadores y tradicionales como los depósitos la rentabilidad, salvo que encuentres una campaña muy concreta, va a estar en torno al 0,05% y luego a partir de ahí hay una gama amplísima que puede superar rentabilidades del 10% en el caso de productos que sean 100% de renta variable. Pero es importante aclarar que en esa alta rentabilidad no hay un estándar, es decir, algo que te da hoy un 10% de interés mañana te puede dar un -10%. A más rentabilidad, más riesgo. Ésa es una regla básica del mercado.

¿Qué proporción entre productos conservadores y arriesgados aconsejan tener a cada cliente en una cartera?

Lo primero es determinar el nivel de riesgo que el cliente está dispuesto a asumir. Para eso hace falta que haya una charla sincera entre el asesor y el cliente donde, mediante una serie de cuestionarios, se pueda saber si es conservador, medio o arriesgado, que son los tres perfiles básicos que maneja la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Una vez determinado esto se pueden distribuir sus ahorros en diferentes productos. Pero repito: debe haber mucha sinceridad entre ambos. El asesor debe siempre indicar al cliente que hay productos de alto riesgo donde se puede perder hasta el 100% de la inversión. Hablamos de determinados valores de Bolsa o productos derivados. En este ámbito es muy importante la transparencia. En los dos sentidos. Ni el asesor puede dar unas expectativas de rentabilidad que no están en el perfil de riesgo de su cliente ni el cliente puede decir que asume un riesgo que luego no está dispuesto a soportar. En el sector se usa el famoso término del umbral del sueño: la inversión del cliente siempre tiene que ser aquella que le permita dormir tranquilo por las noches. Las decisiones debe tomarlas siempre en términos financieros y, sobre todo, contratando siempre aquellos productos que comprenda.

¿Les toca a veces frenar las expectativas de los clientes?

Sí, en muchas ocasiones aunque el cliente siempre tiene la decisión final. Pero es importante explicar que uno de los elementos que va a introducir la normativa europea MiFID II a partir de 2018 es que una vez que se determina el perfil de riesgo de un cliente a través de los test hay un mecanismo legal por el que se impide que se le puedan contratar productos financieros por encima de ese perfil. O sea, no son los bancos ni los asesores los que perfilan a un cliente sino los parámetros que nos facilitan las administraciones. Y es ese perfil el que establece qué tipos de productos de ahorro o inversión pueden contratar. A medida que el cliente demanda más riesgo, productos como la renta fija, los planes de ahorro o los fondos de inversión conservadores se van complementando con otros como los valores de renta variable. En la vida hay de todo, y hay cliente de perfil arriesgado que consiguen grandes rentabilidades.

¿Vive la Bolsa un momento estable o hay turbulencias que invitan a la precaución?

Siempre hay nubarrones. Al final cualquier punto de incertidumbre hace que los mercados se contagien. Ahora llevamos un tiempo de crecimiento más o menos estable pero siempre hay que tener puesta la mirada en el futuro. A nivel geopolítico está en el tema de Corea del Norte, el desarrollo del gobierno de Donald Trump en Estados Unidos y el futuro de Europa. Quien quiera hacer inversiones tiene que tener en cuenta siempre todos estos elementos aunque hacer valoraciones a medio plazo siempre es complicado. Toda incertidumbre afecta a los mercados pero en qué medida lo hará cada uno de estos elementos, eso lo dirá el futuro.

¿Habrá unas pensiones suficientes en un futuro o es ineludible ya suscribir un plan privado?

El tema no es de ahora sino de hace tiempo. Independientemente de lo que vaya a pasar con las pensiones públicas, el complementarlas con una pensión privada nunca ha estado de más y con todo lo que se nos anuncia pues todavía más. Para un ahorrador, un plan de pensiones ha sido siempre algo de casi obligado cumplimiento. Yo soy un firme defensor de los planes privados de pensiones sin que eso signifique que sean la panacea. Lo concibo como un complemento a la pensión pública, al que habrá que destinar en mayor o menor medida en función de lo que vaya pasando en el futuro. La realidad es que la población vive cada vez más años de media, que hay más mayores en la pirámide poblacional y que hay menos personas activas para sostener el sistema. Eso hace que sea conveniente y necesario apostar por un plan privado. Y es mejor empezar joven, en cuando se empieza a trabajar. A fin de cuentas es tu dinero, forma parte de tu patrimonio y la legislación permite cada vez más momentos en los que puedes rescatar ese dinero a lo largo de tu vida ante determinadas contingencias. La clave, como en todo ahorro a largo plazo, es ser metódico y hacer aportaciones periódicas, ya sean mensuales o anuales. Siempre nos va a surgir algún tipo de pretexto para no ahorrar.

La normativa europea MiFID II entra en vigor este próximo mes de enero, ¿qué implica para las personas que trabajan en el sector financiero?

La normativa es muy extensa pero básicamente supone que la relación del asesor o del profesional del sector financiero con su cliente cambia. Todas las normas del regulador europeo están encaminadas a una mayor protección del consumidor, del cliente final. A partir de enero de 2018 todas las personas que tengan contacto directo con el cliente necesitan de esta acreditación para tareas de información y/o asesoramiento financiero a los clientes. Las entidades financieras han estado todo este año formando al personal que no contaba con este título. En EFPA, por ejemplo, todos los teníamos ya.

¿Iremos a un futuro sin oficinas físicas bancarias? Los pequeños pueblos de la provincia de Málaga se están quedando sin ninguna.

Simplemente observando lo que ocurre alrededor vemos que cada vez hay menos oficinas, es una evidencia. A medida que la banca digital se desarrolle esta concentración será cada vez mayor. No es que los clientes se vayan a ver obligados a hacer sus gestiones de forma telemática sino que la presencia en oficinas se ira limitando a cosas muy concretas relacionadas mas con el asesoramiento que con la operativa.