El campo malagueño sigue dejando buenas cifras económicas, aunque los retos de tecnologizar las explotaciones y seguir aumentando la exportación sigan vigentes y la actual coyuntura de sequía arroje una sombra de preocupación de cara el futuro más inmediato. La Fundación Unicaja y la Consejería de Agricultura presentaron ayer el Informe Anual del Sector Agrario en Andalucía, con datos de 2016, que arroja aumentos generalizados en la producción y en la renta agraria (el valor de actividad), aunque también, en el caso de Málaga, con un ligero descenso en el número de ocupados en relación al año precedente. En la provincia malagueña, la renta agraria subió un 9,8% y se situó en los 597,8 millones de euros, mientras que la producción creció un 5,8% para un total de 890,8 millones.

La subida está en línea con la media andaluza: la renta en la comunidad aumentó un 10,8% hasta los 8.715,8 millones y elevó su participación en el conjunto nacional en 1,2 puntos hasta situarse en el 33,9% del total. La producción subió un 7,2% hasta llegar a 11.639,5 millones de euros (una cuarta parte del total nacional).

El crecimiento de la producción agraria en la comunidad se basó en una subida real del volumen producido (tanto vegetal como animal) y no en la evolución de precios, que de hecho bajaron entre un 2,4% y un 2,7%. No fue así, sin embargo, en Málaga, donde al aumento fue tanto en producción real como en precios. El peso de productos tan apreciados en Europa como el mango y el aguacate, que alcanzan un gran valor, explica el buen dato malagueño. El estudio, que cumple este año su vigesimoséptima edición, fue presentado en Málaga por el viceconsejero de Agricultura de la Junta, Ricardo Domínguez; el director general de la Fundación Unicaja, Sergio Corral, y el consejero delegado de Analistas Económicos de Andalucía, Francisco García Navas.

«Tenemos unas cifras que alientan el optimismo», dijo el viceconsejero de Agricultura, que apuntó que el sector agrario «ha sufrido la crisis pero la ha soportado», afrontando ahora retos como la digitalización y la sostenibilidad. Domínguez apuntó que, según sus datos, la renta agraria andaluza de 2016 fue 9.453 millones de euros, un 9% más que en 2015. Para este 2017 que está a punto de acabar se espera un nuevo incremento mientras que para 2018, donde habrá que estar pendientes de la sequía y de la evolución de los precios del aceite, el objetivo es que, como mínimo, la cifra sea igual a la que se alcance este año.

Menos ocupados

El lado más negativo para Málaga viene de los datos de empleo, que en 2016 reflejaron una ligera caída de ocupados (-3,4%, para un total de 16.500). En Andalucía hay 246.000, un 12,4% más, aunque la tasa de paro sigue alta. «Tenemos un problema de empleo pero hay optimismo en el campo y una industria agroalimentaria que genera trabajo y valor añadido», apuntó el viceconsejero.

La renta agraria por ocupado fue de 35.426 euros en Andalucía (algo menos que el año anterior) mientras que en Málaga creció un 13,7% y se colocó en 36.338 euros. El término «ocupados» incluye a asalariados, empresarios o cooperativistas.

Por su parte, García Navas coincidió en que los «flancos débiles» del sector son la industria auxiliar y el desempleo, ya que pese a haber bajado un 2,8% el número de parados en 2016, la tasa de paro del sector se sitúa en el 37,3%. Pese a ello, destacó la importancia del sector agrario andaluz, que engloba el 98% de la producción nacional de fresas, el 89% de pepinos, el 82% de aceites o el 65% de pimientos. El valor de la producción responde sobre todo a la agricultura, que creció un 8,3% hasta los 10.22,6 millones, mientras que la ganadería aumentó un 0,9% hasta los 1.617 millones.

Dentro de los cultivos destaca el aceite de oliva, cuyo valor de producción alcanzó los 2.468 millones de euros (un 59,6% más), y los frutales, especialmente los cítricos (37,5%), mientras que disminuyó el de las hortalizas (4%), la aceituna (5,8%) y los cereales (25,8%).

En cuanto a la industria agroalimentaria, el informe destaca que es una de las actividades más relevantes del sector industrial andaluz, ya que es la rama que más contribuye al empleo y la segunda por volumen de cifra de negocios.

La balanza comercial agroalimentaria andaluza alcanzó en 2016 los 6.283 millones de superávit, un 21,2% más que en el año precedente, dado el fuerte crecimiento de las exportaciones, que subieron un 12,9% (el doble que la media española) hasta los 9.885,7 millones de euros. En Málaga, las exportaciones subieron un 20% y superaron los 1.000 millones. La provincia es la tercera de la comunidad en venta exterior de aceite de oliva, tomates, aceitunas o cítricos y es la segunda en melones, sandías y papayas, cereales y vino.