La Navidad ya está aquí. A tan solo unos días de llenar el árbol de regalos y juguetes para los más pequeños de la casa es importante valorar qué quieren ellos como sorpresa. Ya sea una muñeca para el niño o un coche de carreras para la niña, las jugueterías se encargan de decorar y encasillar ambos artículos en un género predestinado, algo, que con los años va cambiando poco a poco, pero que aún está muy presente en la sociedad y que es un rasgo distintivo de los valores negativos inculcan a los menores.

Prueba de ello son los datos recogidos por el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) que asegura que en 2016, los anuncios sexistas de juegos y juguetes aumentaron por primera vez en cuatro años, al pasar del 38,46% en 2015 al 43,27% en 2016. De esta forma, el IAM, ha pedido para este año un máximo esfuerzo para no dar pasos atrás y es que, las compras navideñas acaparan el 70% de las ventas anuales de juguetes, por lo que supone un momento clave para que empresas de publicidad y familias tomen una decisión sobre qué tipo de sociedad quieren promover.

Las campañas de anuncios de juguetes comenzaron el pasado mes de noviembre y algunas empresas, como es el caso de Toy Plantes, han adquirido un compromiso real con el fomento de roles de género no estereotipados. En su caso, en el catálogo se pueden encontrar niños sobre bicicletas rosas, cuidando de bebés o jugando en la cocina. Asimismo, se encuentran niñas con coches teledirigidos, espadas láser o rallys.

La infancia es una etapa en la que el conocimiento, aprendizaje y expresión se sustentan en el momento de recreo, durante el juego. Con ellos, los pequeños adoptan y reflejan sus experiencias más próximas y aprenden comportamientos, actitudes y habilidades ante diversas situaciones que van conformando su personalidad. «En la infancia hay un factor muy importante de imitación. Los menores ven normalizados los ocmportamientos que les rodean y en ese momento, no tienen un criterio reflexivo», expresa el psicólogo Fernando Gálligo.

El desarrollo de estos jóvenes puede verse truncado por expectativas sociales que impiden que puedan experimentar otras posibilidades. En este caso, con respecto a los juguetes, los padres son la primera referencia para que esto no ocurra. «La consecuencia de que a un niño o niña se le prohiba jugar con un juguete no es otra que limitar una parte de su personalidad y limitar sus posibilidades, ante el desarrollo de habilidades o destrezas que no podrán experimentar», señala Gálligo.

Otro de los conflictos que surgen en este sentido es que algunos padres, al asociar los juguetes a un género, sin conocer la diferencia entre ambos términos, asocian la actividad a la orientación sexual del pequeño. «Es habitual que asocien los juguetes al género y al mismo tiempo, a la futura orientación sexual del pequeño. Piensan, de forma equivocada, que permitir que los jóvenes jueguen con éstos, hará que les cambie su orientación sexual en el futuro y no tiene nada que ver una cosa con la otra», indica el especialista.

Ese tipo de pensamiento, asegura Gálligo, son pensamientos previos que hacen que la familia evite comprar ciertos artículos al pequeño. En este sentido, el color de los juguetes, por ejemplo, es también muestra de ello. «Desde el nacimiento se compra ropa rosa para ellas y ropa azul para ellos. Con los juguetes igual. No sólo son juguetes destinados a mujeres por ser una muñeca o a chicos, por ser un camión, sino que además se les designa un color», añade Gálligo.

La educación en igualdad desde casa es imprescindible según apunta Gálligo. Sin embargo, si lo que viven desde casa es la limitación y distinción de géneros, las probabilidades de imitar a su familia son muy altas. «No tienen porque reflejarse este tipo de actitudes. Con su desarrollo pueden ir conociendo el entorno que les rodea y ser más críticos.

No ocurre al 100%, sin embargo. la posibilidad de que tengan un pensamiento similar al de sus familiares es muy alto», expresa el psicólogo.

Por ello, se recomienda que, tanto desde la familia, los medios de comunicación, como desde las aulas, se fomente la igualdad entre ambos géneros para que el comportamiento de los jóvenes no se vea influenciado en el futuro, ni ellos mismos, se sientan discriminados en la sociedad por sus gustos o aficiones.

@mdmedinadeharo