Las barbas de Francisco -Paco- Jurado, como las de Valle-Inclán, son las de un artista con confianza en un mundo mejor, aunque para Valle, esa mejoría se encuentre en un pasado idealizado mientras que para Paco, donde hay que mirar es al presente inmediato y al futuro, para estar siempre en vanguardia. Por eso, nada le detuvo hasta hacer realidad algo considerado una utopía: una asociación que aglutinara a los artistas malagueños y hasta llegó a poner en marcha una federación para toda Andalucía.

Pero como cuenta, en realidad, el nacimiento de la Asociación de Artistas Plásticos de Málaga, Aplama, le debe mucho al Centro de Arte Contemporáneo Reina Sofía de Madrid, y también al tren que trajo de vuelta a Málaga a un grupo de artistas malagueños como Rafael Alvarado, Francisco González Romero y el propio Paco Jurado.

En el Reina Sofía, en diciembre de 1995, tuvo lugar unas jornadas convocadas por Antoni Tapies, en nombre de la Asociación de Artistas por la Paz. Allí le tocó escuchar a Paco recias críticas al supuesto pasotismo de andaluces y malagueños en particular, a la hora de organizarse. «Decían que hablábamos mucho y hacíamos poco, así que la discusión que tuvimos en el tren de vuelta es que había que hacer una asociación», resume.

La verdad es que en Málaga hubo intentos anteriores de formar colectivos de este tipo, «que duraron poco», señala, pero eso solo animó más al futuro presidente de Aplama, que se puso en contacto con un grupo de abogados amigos, entre ellos la actual magistrada del Tribunal Constitucional, María Luisa Balaguer, para que redactara los estatutos y en abril de 1996 recibía la aprobación de la Junta de Andalucía.

Era un periodo en el que el artista malagueño decidió aparcar la vida sindical en Portillo, en la UGT, para volver al estudio. Como explica con respecto a la asociación, «lo único que variaba de un sindicato eran los estatutos y otra manera de vivir los temas, con asuntos como la propiedad intelectual que no tenían nada que ver».

Aplama nacía, subraya, «para ofrecer una prestación de servicios, asesoramiento, hacer currículum, dar a conocer a los artistas y aglutinarlos en unos tiempos en los que nadie daba un duro y decía que íbamos a durar dos años...y mira, ya llevamos veinte».

Paco Jurado reniega de liderazgos personales y resalta que todo lo conseguido se debe a que se ha rodeado siempre «de un buen equipo, de una buena junta directiva y los que he visto que querían hacer carrera política, aquí se les ha segado, ya fueran de derechas o de izquierdas, porque no he querido nunca que la asociación tenga tintes políticos».

Su trabajo durante más de medio siglo en Automóviles Portillo le permitió que la primera sede de Aplama fuera un local de la empresa en la calle Casas de Campos, 7. «Allí empezamos a hacer las reuniones y comenzamos a hacer convenios con instituciones públicas y privadas, la primera de todas, la Universidad de Málaga, porque no podía vivir de espaldas a la sociedad».

En esos inicios, recuerda, la cogida de Aplama fue muy grande y con solo un mes de vida ya contaba con 30 asociados (hoy cuenta con cerca de 400). Además, la nueva asociación se implicó a fondo con la comisión ciudadana La Aduana para Málaga, que pretendía convertir el Gobierno Civil en sede del Museo de Málaga. Pero también, a través del ya mencionado artista Francisco González Romero, que se encargó de proyectar la Facultad de Arte y Diseño de Málaga. Gracias a él, Aplama estuvo presente en la gestación de este otro gran objetivo.Bienal de Artes Plásticas

Además, fue iniciativa del colectivo poner en marcha, con la colaboración de la Consejería de Cultura de la Junta, la Bienal de Artes Plásticas de Andalucía, en el Palacio del Obispo. «Se hicieron dos bienales, las dos en Málaga, nos pusimos en contacto con artistas de toda Andalucía y de paso, se nos metió en la cabeza crear una Federación Andaluza de Artistas Plásticos (Arsaplanda)».

La intención de Aplama era mover la bienal por todas las provincias andaluzas, pero finalmente solo pudieron celebrarse dos ediciones.

Otra de las iniciativas memorables ha sido la celebración de Marte (Málaga Arte y Nuevas Tecnologías), que incluyó la retransmisión en directo, en una gran pantalla, de la inauguración de una exposición en Berlín.

Con el paso de los años, la asociación cambió de sede, primero a calle Vendeja y desde hace más de un lustro a la sala Manuel Barbadillo (junto al CAC), que lleva el nombre de uno de los artistas que más ha apoyado a Aplama, incluso por mediación de su generosa viuda, Jane Weber cuando el producto de la venta de un cuadro de Barbadillo al Ayuntamiento de Málaga, permitió poner al día las cuentas de la asociación con respecto al alquiler de la sala.

El pasado viernes, en el Salón de los Espejos del Ayuntamiento, se presentó el libro conmemorativo de los 20 años de Aplama, editado por la Diputación, que resume la catarata de iniciativas, exposiciones, certámenes y Noches en Blanco que, como resalta Paco Jurado, han permitido la participación o promoción, en estas dos décadas, «del 99 por ciento de los artistas de Málaga».

Aplama es, en la actualidad, la única asociación de este tipo en Andalucía y sigue siendo un colectivo sin elitismos, por eso la próxima semana, Paco Jurado se reunirá con una prometedora artista de 15 años de Alhaurín de la Torre.

Con motivo de estos 20 años, Aplama inaugurará el próximo 21 de diciembre la exposición Interpretaciones: Mujeres Poetas del 27, en la que 25 artistas interpretarán en forma de cuadros y esculturas los poemas de estas creadoras. Como destaca Paco Jurado, Aplama sigue dando «calidad de vida» a los artistas malagueños.