­Con un ojo en las campanadas de fin de año y otro en el móvil. No se trata únicamente de la manera más extendida de vivir la llegada de 2018 entre los adictos a las nuevas tecnologías, sino que en la comarca de la Axarquía será el estado de alerta en el que se comerán las uvas los productores de aguacates. Ayer, varios de los portavoces del sector coincidieron en la puesta en marcha de planes de seguridad privada para estos días, al registrarse una nueva ola de robos en las fincas de subtropicales.

El presidente del colectivo nacional que agrupa a los productores de frutas subtropicales, José Linares, expresaba el malestar en el que se encuentra un sector ya castigado por los efectos de la sequía. Pero al mismo tiempo, igual que el representante para la Axarquía de Asaja Málaga, Benjamín Faulí, remarcaba el elevado coste que tienen estas iniciativas.

«Tenemos que confiar en la labor, como siempre, de la Policía Nacional. Con el inicio de la semana es de agradecer que nos informen sobre la detención de un joven que había robado más de 10.000 kilos, incluso en la finca de su suegro. Con los escasos medios que sabemos que tiene los agentes es algo muy significativo», expresaba Faulí.

Linares insistía en ese aplauso a los planes estatales de seguridad, pero no ocultaba la necesidad de que en este asunto «nadie baje la guardia». Y especificaba que mantiene su agrupación agrícola «conversaciones con una empresa de vigilancia privada, de manera que se puedan impulsar unidades de rastreo, con vehículos y agentes, si bien es cierto que el presupuesto es alto».

Faulí en este punto quiso ayer incidir en la importancia de una mayor cohesión entre los campesinos: «Si estableces sistemas de capital privado todos tenemos que estar en el mismo barco. No se puede dar el caso de una finca situada entre dos implicadas en la vigilancia y que decida quedarse fuera. Porque no tiene sentido el rastreo saltando ciertas parcelas que no paguen».

El precio del aguacate en estas fechas, por encima de los 3 euros en origen por cada kilogramo, da cuenta de la importancia de los robos cometidos en estos días. El que ayer se hizo público podría haber alcanzado los 35.000 euros una vez vendida la fruta, mientras que el registrado en la Costa del Sol Occidental hace unos días se habría acercado también a la barrera de los 30.000 euros.

Linares recuerda que esta fruta requiere «mimo durante todo el año y unos gastos que en ocasiones no se visualizan, de manera que el agricultor sin recolectar el aguacate puede tener unas pérdidas muy importantes. Especialmente en una comarca como la Axarquía donde la mayoría de las familias tienen explotaciones pequeñas, de apenas una o dos hectáreas de suelo», remarca.

Denunciar ante los organismos

Asaja recordó que hace años ya se produjo un repunte de los robos en estas fechas, por los precios de mercado, y considera que bajar la guardia es el principal argumento que tienen «individuos que se hallan en el entorno de la finca, que pueden hasta disponer de llaves y que aprovechan las fechas más señaladas para dar estos auténticos palos a los agricultores, más allá del otro palo que vivimos ahora, como es la sequía», expresa Faulí.

El propio portavoz de Asaja, Linares o agricultores como Luis Fernández o Antonio García, que ayer transportaban sus aguacates a una de las firmas con las que colaboran habitualmente, coincidían en otro aspecto no menos importante. «Nos falta mentalidad colectiva en los robos. No es normal que nos cueste tanto ir a denunciar. Por mucho que se crea que no sirve para nada porque sean hurtos o por cualquier otra idea errónea», dijo García.

«Si no vamos a denunciar no se nos hará caso en los mandos de la Guardia Civil, la policía o los ayuntamientos, que también en septiembre con el mango ponen agentes a vigilar. Tenemos la necesidad de hacernos oír», matizaba José Linares.

El caso de ayer resultó bastante comentado en las corridas o lonjas para la subasta de productos hortofrutícolas de la Axarquía. El individuo de 31 años que había llegado a comercializar aguacates de hasta cuatro variedades diferentes en las corridas de Almayate y Algarrobo llegó a declarar que la fruta procedía íntegramente de la finca de su suegro, que apenas posee un centenar de árboles.

El arrestado transportó en su conjunto 10.430 kilos y estaría implicado en un total de 12 delitos que presuntamente habría cometido contra el patrimonio. Para su localización fue determinante consultar en Vélez Málaga a los mayoristas que habían distribuido los frutos. Así se certificó que vendía variedades que no tenía en su entorno familiar.

El autor de estos robos accedía a las parcelas forzando candados y cadenas, a través de cortes de alambradas, o «aprovechando que las fincas no estuvieran valladas. Además, los propietarios de las fincas denunciaron daños en árboles y pérdidas considerables».