Los ciudadanos debemos contribuir con el pago de impuestos y tributos al sostenimientos de los gastos públicos. Las administraciones por su parte deben hacer que ese esfuerzo de las familias sirva como elemento de redistribución, controlar los gastos, impedir derroches e incluso, en épocas como la actual de crisis, financiar programas sociales que combatan la pobreza la inequidad y la desigualdad.

La cantidad de impuestos que pagan los ciudadanos es lo que se conoce como presión fiscal, que suponen los ingresos porcentuales que aportamos. La presión fiscal en una ciudad es el porcentaje que cada ciudadano aporta mediante el pago de impuestos.

Es un dato importante para los políticos como alcaldes, presidentes de comunidad o ministros ya que les permite sacar pecho o no sobre como estrujan el bolsillo de sus ciudadanos.

Lo mejor es ir a los datos. Y estos nos dicen que Málaga capital es el municipio que menos presión fiscal tiene en comparación con los grandes municipios de la provincia. Los datos son aportados por el Observatorio Fiscal de Andalucía, que a su vez los recoge del Ministerio de Hacienda. Al ser datos extraídos del Ministerio no aparecen municipios como Marbella o Vélez-Málaga que no ofrecen sus cifras.

Costa del Sol occidental

De los once mayores municipios de la provincia de los que se tienen datos oficiales: Estepona, Benalmádena, Torremolinos, Mijas, Fuengirola, Alhaurín el Grande, Antequera, Rincón de la Victoria, Ronda y, por supuesto, Málaga, la capital es con diferencia la que exprime menos la cartera de sus habitantes y tiene, por tanto, una presión fiscal más baja, situándose a la cola de todos ellos.

Según esos datos, cada habitante de la capital contribuyó en 2017 con una cantidad media de 561,9 euros al pago de impuestos y tasas. La cifra porcentual está muy por debajo de la del resto de municipios, con excepción de Ronda que tiene una presión fiscal de 576,8 euros por habitantes.

A la cabeza en el pago de impuestos por habitantes están los grandes municipios de la Costa del Sol occidental: Estepona, Benalmádena, Torremolinos, Mijas y Fuengirola.

El color político de estos ayuntamientos no es determinante a la hora de exigir la recaudación tributaria, pues los hay del PP, como Estepona o Fuengirola, o del PSOE, como Torremolinos o Benalmádena, e incluso con alcaldía de Ciudadanos, como Mijas.

Cuatro ayuntamientos: Estepona, Benalmádena, Torremolinos y Mijas, superan los 1.000 euros de pago por habitante.

A la cabeza de todos ellos está el Ayuntamiento de Estepona que ejerce una presión fiscal sobre sus ciudadanos que se traduce en una media de 1.657,7 euro por esteponero; mil euros más que en la capital.

La presión fiscal va unida y es consecuencia de un aumento de los impuestos y tasas. Con la llegada de la crisis y previendo una menor recaudación, hubo ayuntamientos que para salvar la situación y mantener unas economías municipales equilibradas acordaron medidas de subidas de impuestos.

Las diferencias entre unos municipios y otros a la hora de pagar impuestos se debe a los tipos de gravamen que se aplican a los cinco impuestos de recaudación municipal: IBI, Circulación, Plusvalía, IAE e ICIO. La Ley de Hacienda Locales regula estos gravámenes pero permite una horquilla con topes máximos y mínimos que quedan a elección de cada municipios y son el elemento clave de estas diferencias. Los ayuntamiento con una presión fiscal más alta son los que generalmente han acordado imponer los tipos de gravámenes mas alto a sus impuestos.

Un ejemplo, en relación al IBI, que es el impuesto que mas recauda, Fuengirola aplica un gravamen de 0,688, mientras que Málaga capital tiene el más bajo con 0,45.