­El mercado laboral malagueño ha cerrado 2017 con un nuevo repunte en cuanto a volumen de contratación, lo que le ha permitido firmar cifras ya superiores a las registradas en los años anteriores a la crisis aunque con una calidad en el empleo generado inferior al que se creaba durante el boom económico. La provincia clausuró el ejercicio con 774.978 contratos firmados, una cifra que supera en un 7,8% a la de 2016 y que también rebasa a las contabilizadas en los años 2006 (casi 720.000) y 2007 (alrededor de 690.000), que constituyeron el cénit del periodo de bonanza antes del estallido de la recesión, según los datos del Observatorio Argos de la Junta de Andalucía.

Sin embargo, la generación de empleo de 2017 queda empañada un año más por unas altísimas tasas de temporalidad (que ya de por sí eran elevadas en la época del boom), por una inmensa rotación de trabajadores por los mismos puestos de trabajo y por más empleos por horas en detrimento de la jornada completa. La mejora general de la actividad y el consumo parecen ser aún insuficientes para que las empresas se decidan a hacer incorporaciones más estables. Tan sólo el 6,7% de los contratos firmados en 2017 en Málaga (52.131) tuvieron carácter indefinido, un porcentaje algo superior a los de 2015 (5,9%) o 2016 (6,4%) pero en la línea mínima de los últimos años. Cabe recordar que hasta 2006 entre el 10% y el 12% de las contrataciones llegaron a ser indefinidas, un porcentaje que a año a año fue bajando a raíz de la crisis.

El problema de la temporalidad en la provincia, muy dependiente de segmentos estacionales como el turismo, es tradicional pero, como denuncian insistentemente los sindicatos, se ha agudizado a raíz de la crisis y de la reforma laboral.

De esta forma, el otro 93,3% de las contrataciones que se hicieron en Málaga el pasado año (unas 722.800) se repartió entre un amplio abanico de incorporaciones temporales y, en un gran porcentaje, bastante cortas. En el caso de los contratos eventuales, por citar una de las modalidades más usa- das por las empresas, dos de cada tres de las realizadas en 2017 en Málaga tuvieron una duración inicial inferior a un mes (diez puntos más que antes de la crisis, según CCOO). Los sindicatos vienen comentando en los últimos tiempos que, en general, la duración media de los contratos temporales en la provincia se ha reducido. Esta central sindical cuantificó hace ya algún tiempo que de los 55 días que se manejaban en el boom económico se ha pasado a 48,8 días.

El único signo positivo que podría indicar una cierta evolución hacia la estabilidad dentro del mercado laboral es que los contratos fijos, aún siendo mucho menores en números reales, sí crecen porcentualmente más que los temporales. En concreto, en 2017 la contratación indefinida subió un 12,8%, mientras que la temporal lo hizo cerca de un 7,8%. Ya en 2016, las contrataciones fijas subieron un 18%. El Gobierno y los empresarios se agarran a estas subidas para afirmar que el mercado comienza a generar más contratos estables. No obstante, el propio presidente de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), Javier González de Lara, ha admitido en varias ocasiones que la calidad de los contratos es todavía muy mejorable aunque justifica las altas tasas de temporalidad en el hecho de que muchas empresas aún no ven el futuro claro, siguen en pérdidas y continúan luchando simplemente por sobrevivir.

Tiempo parcial

Otro elemento que muestra esa mayor precariedad laboral es el creciente peso de la jornada a tiempo parcial en las nuevas contrataciones, ya sean temporales o indefinidas. Los contratos por horas representaron en 2017 alrededor del 42% del total de los que se firmaron en Málaga (un porcentaje bastante parecido al de los dos anteriores años) cuando antes de la crisis esa tasa anual no superaba el 25%.

CCOO y UGT afirman que en la mayor parte de los casos, estos contratos a tiempo parcial no responden a una elección del trabajador (que podría buscar esta modalidad, por ejemplo, para conciliar vida familiar o laboral) sino porque las empresas no están ofreciendo contratos a tiempo completo. Según recuerdan fuentes sindicales, lo peor de todo es que estos contratos esconden en algunos casos situaciones de fraude laboral, ya que un trabajador puede tener un contrato de tres horas al día y terminar echando ocho. En segmentos como la hostelería, la contratación a tiempo parcial puede suponer en algunos meses incluso el 60% de las altas en el sector.

En cuanto a los sectores, el análisis de la contratación de 2017 revela que la mejora de la actividad es generalizada incluido también el sector agrícola, que en los años precedentes había sufrido una cierta caída. Según las cifras del Observatorio Argos de la Junta de Andalucía, el grueso de las contrataciones en Málaga corresponde al sector servicios, que aglutina a segmentos tan significativos como el turismo, la hostelería y el comercio. Este sector aumentó el pasado año casi un 8,1% sus cifras en Málaga y, con más de 571.785 contratos, acapara el 73,7% de las incorporaciones. La construcción también confirma su reactivación y acumula 72.295 contratos en 2017, con una subida del 10% sobre el año anterior. La industria, por su parte, suscribe 34.265 contratos, con un aumento del 5,9% mientras que la agricultura, con 92.700, sube un 4,1%.