La vieja marquesina de la estación de Renfe seguirá acumulando polvo y deterioro en las instalaciones municipales de El Duende donde permanece arrumbada desde que fue desmantelada en 2003. ¿La causa? El Ayuntamiento no encuentra un sitio adecuado para instalarla debido a sus grandes dimensiones. Esa es al menos la excusa que señalan los técnicos de la Gerencia de Urbanismo y que ha transmitido hoy el concejal de Ordenación del Territorio, Francisco Pomares. “Hay verdaderas dificultades”, ha dicho Pomares, para encontrar un sitio adecuado para instalar los 2.700 metros cuadrados que ocupa la marquesina. No vale, además cualquier espacio, sino un lugar donde la marquesina “quede bien integrada” en ese entorno.

En septiembre de 2014 el pleno de Ayuntamiento acordó volver a instalar la marquesina en el nuevo recinto ferroviario de la terminal María Zambrano, muy cerca de donde se encontraba. La idea era que estuviese repuesta en 2015 coincidiendo con el 150 aniversario de la llegada del ferrocarril a Málaga. Pero finalmente la Gerencia de Urbanismo lo desechó al considerar que su coste “sería muy elevado” y se pronunciaba por buscar una “mejor ubicación”, algo en lo que se está todavía.

Una estructura de hierro de 1863

La solución adoptada en 2003 por el Parlamento Andaluz para proteger como Bien de Interés Cultural la estructura de hierro de la estación de tren, no impidió su marcha pero acalló a quienes aseguraban que era una construcción de los años 70 del pasado siglo. En realidad, se trataba de una marquesina muy transformada por el tiempo pero con elementos originales de la que fue la primera estructura de hierro de la ciudad, levantada en 1863 por el ingeniero Antonio Arriate. Colectivos como Aesdima, Isla de Arriarán o la Academia de Bellas Artes San Telmo abogaron por una rehabilitación respetuosa para que siguiera aportando el perfil ferroviario a la nueva estación del AVE, como a otra escala se hizo en la madrileña estación de Atocha.