Pasear por el parque, ir al Centro de compras, asistir al cine o jugar a las cartas. Todas son cosas que normalmente disfrutamos en compañía, aunque siempre existen excepciones. Ana es una de ellas. Esta mujer de 85 años se pasaba todas las tardes sola en casa mientras su marido trabajaba en el campo. Acciones que para otros son tan simples o cotidianas, para ella se convertían en un problema porque tenía que hacerlo todo sin nadie que la acompañara.

Sus problemas se acabaron el día que decidió seguir los consejos de una amiga, la trabajadora social del centro donde acudía a medirse la tensión. Esta se encargó de inscribirla en el programa «Soledad 0-Vida 10» de la Fundación Harena hace cinco años. Lo que Ana nunca llegó a pensar es que recibiría una llamada de la organización tan solo unos días después. Era una de las personas elegidas para disfrutar de un acompañante.

De esta forma, nace la Fundación Harena como un proyecto lleno de ambiciones para dar a los más mayores el cariño y la atención que merecen.

Sin embargo, ¿cómo se ponen en contacto los abuelos con la organización? En un primer momento, Asuntos Sociales y los trabajadores sociales de los centros de Málaga detectan el riesgo de soledad en personas que atienden. De esta forma, y tras el consentimiento de las mismas, envían su informe a Harena (con sus datos personales, su situación y qué es lo que les gustaría hacer), para que se tramite su solicitud de acompañamiento.

Los sueños se alimentan de ilusiones, y la de Ana sirvió para encontrar una persona que quisiera disfrutar de su compañía tanto como ella lo necesitaba. De esta forma, durante estos cinco años ha compartido su tiempo libre con diferentes voluntarios.

No obstante, después de unos meses sin acompañante, Marina entró a su vida de manera inesperada el pasado mes de octubre. Es una chica de 19 años que se está preparando la selectividad y que encontró la Fundación Harena por casualidad mientras navegaba en Facebook.

Hasta ahora la experiencia le está resultando muy enriquecedora: «No me supone un esfuerzo y sé que estoy ayudando a que Ana se sienta bien».

El programa consigue establecer un vínculo muy estrecho entre el voluntario y el acompañado. Ana y Marina van a pasear todos los miércoles de cinco a siete de la tarde por el parque, aunque si hace mucho frío se quedan en casa. «Esta chica, aunque es joven, es comprometida y puntual», reconoce. El de Ana es tan solo un ejemplo de los más de 2.000 mayores que han encontrado un pasatiempo para combatir su soledad gracias al esfuerzo de la Fundación Harena.Mejora de la calidad de vida

En este sentido, se busca mejorar la calidad de vida de las personas mayores y de sus cuidadores o acompañantes. Esta iniciativa es para que los abuelos de la capital, que viven solos o que se encuentran en riesgo de exclusión social, puedan divertirse y pasar su tiempo libre con personas que disfrutan de su compañía y se interesan por su vida y por sus experiencias.

Aunque la organización vio la luz hace 10 años gracias a la iniciativa personal de varios empresarios de Madrid y de Málaga, finalmente la sede se instaló en la capital malagueña con proyectos a nivel nacional e internacional. Dentro de estos, aparece el programa «Soledad 0-Vida 10» con el objetivo de acompañar a personas mayores durante dos horas semanales en la ciudad.

El abanico es muy amplio y comprende voluntarios de todas las edades, desde adolescentes con 17 años hasta personas con 81. No obstante, el rango de edad predominante lo conforman adultos de entre 35 y 45 años.

De esta forma, la iniciativa se desarrolla gracias a la labor de distintos voluntarios dentro de la capital, que se comprometen a pasar dos horas semanales con los mayores para compartir el tiempo libre con ellos y establecer un vínculo cada vez más estrecho. «Hay acompañantes que llevan con los mayores cinco o seis años», comentaba la responsable de voluntariado de la Fundación Harena, Estefanía Valladares.

Este 2018 esta lleno de metas que cumplir. La organización quiere organizar una actividad cada mes, reuniendo a usuarios y voluntarios en diferentes eventos culturales o de ocio. Por ejemplo, este 31 de enero la institución realizará una visita al Museo Unicaja de Artes y Costumbres Populares para que los mayores salgan de su rutina habitual y se conozcan entre ellos.

Además, trabajan en colaboracón con los Servicios Sociales comunitarios del Ayuntamiento de Málaga, centros de salud del SAS, hospitales y residencias. Incluso la UMA está vinculada con la organización mediante su Plataforma del Voluntario.

Sin embargo, su labor no es suficiente dentro de la capital porque necesitan una mayor demanda de voluntarios. En Málaga, por ejemplo, el número de peticiones es cada vez mayor, no solo para el acompañamiento domiciliario, sino también para residencias.

Así, existen diferentes distritos que necesitan voluntarios: en San Andrés, dos mujeres; en la Victoria, un hombre; en Teatinos/Puerto de la Torre, cinco mujeres y dos hombres; en Carretera de Cádiz/Huelin/Delicias, seis mujeres y un hombre; en Carlinda, una mujer; en Miraflores de los Ángeles, una mujer, en Torremolinos, una mujer y en Nueva Málaga, una mujer.

También varias residencias necesitan ayuda: en el Hogar Nuestra Señora de los Ángeles hacen falta tres personas; en la Residencia La Gaditana, dos personas, y en Brisa del Mar, tres personas.

Gracias a los 250 voluntarios que colaboran actualmente con la Fundación Harena, los mayores se aferran a la vida con más ganas e ilusión. Esta es una forma de demostrar que existe una alternativa a los problemas.

Usuaria de la fundación

«La Fundación Harena cambió mi vida de un día para otro»

Ana es una malagueña de 85 años que tiene mucho que agradecerle a la Fundación Harena. Gracias a ella, su vida cambió completamente hace cinco años cuando conoció la organización. Aunque sus amigas querían que se apuntara, ella nunca se había decidido. «La idea de que entrara fue de mi practicante de la tensión, pero gracias a ella ahora me siento mejor», recuerda Ana. La trabajadora social del centro médico detectó que Ana estaba en riesgo de soledad, ya que pasaba la mayor parte del día sola porque su marido trabajaba en el campo. Aunque pensaba que sería difícil encontrar un voluntario para ella, confiaba en la fundación. Le gusta mucho el programa y cree que puede ayudar a otras personas mayores a no estar solas y disfrutar en compañía.Voluntaria

«Recibo mucho cariño de Ana, la experiencia es muy bonita»

Marina tiene 19 años y actualmente se encuentra preparándose la Selectividad. Siempre ha sido una chica interesada en el trabajo social, con ganas de ayudar a los demás. Un día conoció por casualidad de la Fundación Harena gracias a Facebook. «Me encontraba navegando cuando me salió una publicidad de la organización», explica la voluntaria. A partir de ese momento, encontró una forma de compartir su tiempo libre contribuyendo a mejorar la vida de las personas mayores que se encuentran solas. Marina está muy contenta con Ana: «Voy todos los miércoles de cinco a siete de la tarde y hablamos mucho». Aunque lleva en la organización desde el mes de octubre, cree que la experiencia es muy gratificante y se la recomienda a todo el mundo.

Responsable del proyecto 'soledad 0-vida 10'

«Es emocionante ver cómo son felices gracias a ti»

Estefanía Valladares es la responsable del proyecto «Soledad 0-Vida 10» desde hace un año y medio. Se encarga de gestionar las solicitudes de las personas mayores y de los voluntarios que quieren formar parte del programa. Ella comenzó como voluntaria dentro de la Fundación Harena acompañando durante dos años a Encarna, una mujer con problemas de oído. Confiesa que su experiencia la ha hecho crecer como persona y ser más solidaria. Por tanto, para Estefanía Valladares es muy importante que cada vez más personas se sientan motivadas para participar en el programa de acompañamiento y vean la necesidad social que tienen los mayores. Sin embargo, cree que es necesario continuar trabajando para que esto se consiga.