­ Han pasado dos meses desde que la Junta de Andalucía anunció lo que ya se esperaba, que no quedaba otra que aplicar un decreto de sequía en Málaga por el escaso nivel de sus reservas. Y aunque en su presentación se marcó el mes de enero como fecha para que estuviera listo, lo cierto es que el mes se acaba sin que se sepa cuándo llegará. Por lo pronto, será difícil que en los pocos días que quedan de enero se active el decreto. Éste tiene que pasar por el Consejo de Gobierno y después recibir el visto bueno del Gobierno. Queda la posibilidad de que sea esté próximo martes cuando se vea en la Junta, pero en todo caso como muy pronto estará en marcha en febrero. Y todo ello, cuando los pantanos siguen perdiendo caudal y no logran salir de la situación de alerta, dado que las precipitaciones se resisten a llegar este invierno.

De hecho, los embalses malagueños se encuentran en el punto más bajo de reservas de los últimos ocho años, a poco más de un tercio de llenado, con 208,29 hectómetros cúbicos almacenados y la Viñuela y el Guadalteba por debajo del 30%. En el caso del pantano que abastece a la Axarquía, éste suma sólo 36,3 hectómetros, mientras que el Guadalteba tenía ayer 42 hectómetros. En el conjunto del Guadalhorce, el del Conde tiene 21,9 y el del Guadalhorce 56,7. La Concepción, con el 51% de sus reservas, es el que presenta mejor situación, pero con 23 hectómetros menos que los que tenía en la misma fecha el año pasado.

La falta de reservas puede suponer un problema para el abastecimiento humano a medio plazo, pero ya preocupa y mucho a los agricultores de la provincia. Los principales representantes sindicales del sector agrícola malagueño permanecen a la espera desde antes del cambio de año de que la Junta de Andalucía apruebe el anunciado decreto. En muchos casos hay preocupación ante este retraso, pero en otros existe sobre todo expectación.

En la comarca de la Axarquía, por ejemplo, donde el embalse de la Viñuela ha vuelto a mínimos de hace una década con la consiguiente preocupación en el sector de los subtropicales y en el regadío en general, reconocen «que las medidas ya se aplican, con independencia del decreto». Lo que no se sabe es si habrá nuevas acciones, «más allá de que ya se ha recortado el agua disponible en un 60%». Así lo explica Baldomero Bellido, presidente de Asaja en Málaga, que también confía en que el decreto acarree ayudas o bonificaciones en determinados parámetros.

El secretario general de UPA en Málaga, Francisco Moscoso, muestra igualmente su preocupación ante un decreto que primero se anunció para enero y ahora se espera para febrero. «Ojalá llueva y no haya que aplicarlo, pero lo que no entendemos es que con este retraso se pueda llegar a unir a otras acciones programadas, como ayudas al sector en otros ámbitos», explica.

Unos y otros portavoces confían en que la Junta, si verdaderamente establece este decreto en febrero, abra en breve un calendario definitivo para despejar la incógnita que se mantiene sobre el campo malagueño.