­La siniestralidad en el trabajo sigue aumentando sus cifras en Málaga y los sindicatos denuncian que el motivo principal, más allá de que en los últimos años se viene generando más empleo y hay más ocupados, es la altísima precariedad que domina el mercado, algo que achacan de forma especial a los efectos de la reforma laboral y a lo que consideran un abandono de las empresas en materia de inversiones en seguridad laboral. Según los datos de CCOO, todavía provisionales y pendientes de revisión, el año 2017 se ha cerrado con un total de 21.164 accidentes laborales en la provincia y un incremento del 8,3% en relación al año anterior. El punto más trágico, sin duda, es el incremento del 40% en la cifra de accidentes mortales: el sindicato tiene contabilizados 21 fallecimientos en 2017 (17 en plena jornada y cuatro in itinere, es decir, de camino o de vuelta del trabajo), por los 15 que hubo en 2016.

El incremento de la siniestralidad en este año 2017 da continuidad a una tendencia de subida iniciada en 2012, uno de los ejercicios más duros de la crisis y en el que precisamente el Gobierno aprobó su controvertido texto. Si en aquel ejercicio la cifra de siniestros fue de 14.417, el volumen ha ido subiendo año a año hasta situarse actualmente un 46,7% por encima de aquellos niveles. Los números son los más altos en la provincia de los últimos ocho años aunque sí están todavía bastante por debajo de los 33.380. de 2007, el último de bonanza antes del estallido de la crisis.

Los datos de 2017 reflejan una subida de la siniestralidad generalizada. Los accidentes leves (que representaron la gran mayoría) aumentaron casi un 8% hasta superar los 20.700. Los graves se situaron por encima de los 400, con un incremento de casi el 30%, y los mortales, con los 21 fallecimientos antes mencionados, aumentaron el citado 40%.

Por sectores, los servicios fueron el segmento con más accidentes, en línea también con su peso preponderante tanto en actividad como en empleo dentro de la economía malagueña: en total se registraron más de 15.600 siniestros, el 73% del total, y seis fallecidos. El segundo sector con más siniestralidad fue el de la construcción (cerca de 3.000 accidentes), que sin embargo encabezó la triste lista de fallecimientos, con ocho muertes en los tajos. La industria contabilizó 1.786 accidentes, con tres fallecidos, y el sector agrario 652, con cuatro víctimas mortales.

Más precariedad

El secretario de Salud Laboral y Prevención de Riesgos de CCOO, José Martín Anaya, achacó el «desmesurado» repunte de los accidentes a las políticas del Gobierno en este ámbito y a la «nefasta» reforma laboral, que a su juicio ha contribuido a disparar aún más las condiciones de precariedad que dominan el mercado de trabajo. «Es inadmisible que tengamos estos datos de accidentes. La ley de Prevención de Riesgos Laborales se queda en el papel, por si viene la Inspección pero sin que sus medidas se implementen de forma activa. Muchas empresas todavía creen que la prevención es un gasto excesivo e innecesario», lamentó. El sindicato también atribuye esta mayor siniestralidad a «la sobrecarga de trabajo, el estrés, las largas jornadas laborales o los bajos salarios» que sufren muchos trabajadores.

Martín Anaya también comentó que la mayor tasa de siniestralidad se da sobre todo cuando las empresas recurren a subcontratas, ya que la coordinación en materia preventiva se limita «a un mero intercambio de información». «La subcontratación y externalización de los servicios es la panacea, el filón que han encontrado los empresarios para incumplir todas las medidas preventivas y para dejar de cumplir los convenios colectivos sectoriales, que son el apoyo físico y legal a la Ley de Prevención en las empresas», apuntó.

Según recordó CCOO, la II Encuesta Sobre Gestión Preventiva en empresas Andaluzas señala que el 22% de las empresas no destina ningún recurso a la gestión preventiva y en otro 21% de casos es el propio empresario quien asume la gestión, sin que se pueda saber la titulación y/o capacitación para ello. Otro 3% la realiza mediante un trabajador designado por el propio empresario. Para el sindicato, en todo esto influye mucho el hecho de que el tejido productivo de Málaga esté formado en su mayor parte por microempresas de menos de diez trabajadores, lo que hace más complicado el control. CCOO reclamó también a las administraciones que doten de más medios a los servicios de inspección, de forma que puedan hacerse más controles en las empresas y que éstos tengan «una mayor eficiencia». En lo que llevamos de 2018 ya ha habido dos muertes laborales en Málaga.