Los vecinos de este rincón de Málaga tendrán todo el derecho del mundo de decir eso de «a buenas horas, Mangas Verdes», el día que la Junta de Andalucía finalice de una vez el Parque del Sendero del Cau.

Hasta la fecha, el que por la relación tiempo de ejecución/superficie bien puede ser el parque más lento de España, lleva 16 años en construcción, buena parte de ellos con las obras paralizadas.

El parque surgió a raíz de una visita electoral al barrio en 2001 del candidato socialista a presidente de la Junta, Manuel Chaves, que preguntó a los vecinos qué obra podía hacer por ellos y estos mencionaron el parque, cuyas obras comenzaron en 2002.

La irrupción de la crisis y el hecho de que el estrecho sendero, de unos 900 metros de largo, coincida con un tramo bajo tierra del Acueducto de San Telmo, parece haber sido el cóctel burocrático fatídico para que el parque permanezca todavía en 2018 criando malvas.

Hoy viernes, la asociación de vecinos de Mangas Verdes se reúne con el delegado de Fomento de la Junta, Francisco Fernández España. «La reunión la hemos pedido nosotros porque desde que visitamos el parque en verano con los arquitectos, no hemos vuelto a saber nada», comentó ayer a La Opinión Antonio Martos, presidente de la Asociación de Vecinos.

El dirigente vecinal mostró su enfado por un retraso que considera injustificable: «La gente en el barrio se siente un poco mal, esto ya es una cosa de risa», explicó.

Antonio Martos informó de que el paso del tiempo ha obligado a la administración autonómica a renovar el proyecto así como la licencia de obra. «Hay nuevo proyecto, nueva licencia y nuevo permiso de la Fundación Acueducto de San Telmo para hacer la obra, nos dijeron los arquitectos, así que lo único que hacía falta es empezar, pero ha comenzado un nuevo año y todo sigue como siempre».

Como en su día informó La Opinión, hace diez años las obras, presupuestadas en 160.000 euros, quedaron paralizadas hasta la fecha, lo que provocó la alarma de los vecinos por la falta de seguridad de la zona.

La presencia de hierros oxidados que sobresalen del hormigón y la altura de la zona verde, en un bancal y todavía sin las barandillas de protección, movió a la asociación de vecinos a reclamar a la Junta que cerrara el acceso a las obras.

Sin embargo, como señala Antonio Martos, aunque la administración autonómica cerró la zona hace un par de años, «ahora mismo está abierta porque pusieron las puertas de chapa y la gente entra, así que el peligro continúa».

En enero de 2017, el delegado de Fomento informó a este diario de que la situación se había desbloqueado por un convenio entre la Junta y el Ayuntamiento, había un presupuesto de 300.000 euros para terminar el parque y las obras empezarían en el segundo semestre de 2017.

«Ya no valen excusas», sentenció el dirigente vecinal.