El sindicato UGT de Málaga no tiene aún oficialmente el nombre que encabezará la candidatura de consenso que debe concurrir al congreso extraordinario del próximo 9 de marzo (una cita de la que tiene que salir una nueva ejecutiva que rija los destinos de la central), aunque diversas fuentes consultadas por este periódico, no obstante, explicaron ayer que la figura que en estos momentos suena con más fuerza es la del secretario de Salud de la Federación de Empleados de Servicios Públicos (FeSP) del sindicato, Ramón Sánchez.

UGT lleva desde el pasado mes de octubre dirigida por una gestora, tras la dimisión en esas fechas de la anterior secretaria general, Auxiliadora Jiménez, y de toda su ejecutiva por discrepancias con el nuevo modelo organizativo adoptado por el sindicato, más centralizado y en el que el poder ejecutivo de las provincias ha quedado muy reducido.

El congreso extraordinario, al que acudirán algo más de 60 delegados en representación de los más de 16.000 afiliados que UGT tiene en la provincia, debe elegir una ejecutiva compuesta por cinco miembros (uno de ellos, la persona que ocupe la secretaría general) que dirigirá el sindicato durante algo más de año y medio, cuando se celebrará un nuevo congreso ordinario. La lista que se presente el 9 de marzo para conformar esa ejecutiva debe incluir a integrantes de las tres federaciones en las que está organizado UGT (servicios públicos; servicios de movilidad y consumo; e industria y sector agroalimentario).

De momento, el calendario de cara al congreso extraordinario (que se celebrará en un hotel de Málaga capital) ha incluido la celebración previa, a lo largo de este mes de febrero, de diversos comités y congresos de las tres federaciones para elegir a los delegados que acudirán a esa cita. La gestora, por su parte, ha estado llevando durante estos meses el día a día del sindicato.

La dimisión de la Comisión Ejecutiva Provincial de UGT Málaga fue anunciada por el propio órgano en Facebook el 11 de octubre. Auxiliadora Jiménez (que llevaba al frente del sindicato en Málaga desde 2013 y que había sido reelegida en junio de 2016, por lo que aún le restaban casi tres años de mandato) también se despidió de los afiliados de la misma forma, tras presentar su renuncia al actual secretario general de UGT, Pepe Álvarez, y a la secretaria andaluza del sindicato, Carmen Castilla.

Fuentes sindicales afirmaron en ese momento que los cambios organizativos que UGT aprobó a nivel general en 2016 y que a juicio de una parte de los miembros del sindicato suponen una «pérdida de capacidad de gestión» de las estructuras provinciales estuvieron detrás de la dimisión de la ejecutiva de Málaga con su secretaria general, Auxiliadora Jiménez, a la cabeza. Varias fuentes del propio sindicato recordaron entonces que esos cambios en la estructura, introducidos por el sindicato con el objetivo de mejorar el funcionamiento de la central, lo que han dejado en ciertos aspectos «poco margen de acción» a los secretarios provinciales.

Según estas fuentes, Jiménez «no compartía en su totalidad la implementación de los cambios organizativos que está aplicando el sindicato, a pesar de estar de acuerdo con muchos de ellos», por lo que decidió dejar el cargo.