El Ayuntamiento de Málaga volverá a tener un presupuesto en 2018 «con un crecimiento mínimo», sin beneficiarse todavía de la «etapa de expansión económica que se ha iniciado» en España, según el avance realizado ayer viernes por el responsable del área de Economía y concejal de Hacienda, Carlos Conde.

Aunque Conde indicó en principio sentirse «incapaz» de dar una fecha para presentar el proyecto de presupuesto, precisó más adelante que las cuentas municipales no estarán al menos hasta el mes de abril y será un presupuesto «muy encorsetado, con un mínimo crecimiento», debido a que los ingresos, tanto propios como los provenientes del Estado y de la Junta de Andalucía no crecen y a la «merma de ingresos» que supondrá la sentencia del Tribunal Constitucional sobre las plusvalía, añadió Carlos Conde.

Ligero crecimiento

El concejal dibujó una situación en la que el dinero con cargo al fondo de participación de las entidades locales en los tributos de la comunidad autónoma (Patrica), provenientes de la Junta de Andalucía, se mantienen congelados por quinto año consecutivo, mientras que los que llegan del Estado «son una incertidumbre» al no haber Presupuestos del Estado. Además, añadió que finalmente los ingresos propios «se mantienen o bajan» por lo que será un presupuesto que «no tendrá grandes crecimientos».

También será un presupuesto «previsor» que mirará «de reojo» al 2019, año de elecciones municipales, por lo que en previsión de que «por criterios electorales», otros grupos no quieran aprobar el presupuesto, en el de este año se contemplará la revisión de varios contratos de servicios y subvenciones nominativas a entidades «para garantizar su continuidad en caso de prórroga de las cuentas».

El presupuesto viene también «condicionado» por la necesidad de cumplir con el pacto acordado con el grupo de Ciudadanos para dar luz verde a esas cuentas. Se trata de incorporar varias partidas para atender necesidades de material para los Bomberos; también para poner en marcha el plan de reforestación de Gibralfaro; la descontaminación de los antiguos suelos de Repsol y la partición de Limasa en dos empresas, lo que también hará subir el gasto en limpieza a unos 100 millones de euros.

Todo ello deriva en una «gran complejidad» a la hora de confeccionar y «cuadrar» el presupuesto del Ayuntamiento de Málaga, señaló ayer Carlos Conde, lo que dificulta y alarga también su tramitación previa antes de llevarse a pleno.