«Si nosotras paramos, se para el mundo». Un lema, convertido en hilo conductor para medio planeta, se hizo sentir este jueves en la manifestación central en la plaza de la Marina. A última hora de la tarde, miles de mujeres se congregaron de nuevo -tras haber protagonizado concentraciones por la mañana- para despedir un 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y poner el punto final a una exhibición reivindicativa que pasará a los anales. Hace tan sólo un año, los colectivos feministas también llamaron a un paro. El seguimiento fue inconsistente, por no decir nulo. Sirva esto para poner en dimensión lo acontecido.

Desde primera hora de la tarde, Málaga fue una secuencia de imágenes de mujeres en un delirio festivo para exigir la igualdad efectiva. Desde la Alameda hasta la calle Larios, pasando por el PTA y la Universidad, sin discriminar a ningún colectivo. El colofón llegó con la multitudinaria marcha final que partió desde la plaza de la Marina y concluyó a las puertas del Teatro Romano, en la calle Alcazabilla. Miles de personas marcharon, izando banderas y pancartas, con la más variopinta mensajería. La masa llegó a colapsar el tráfico en varios puntos de la ciudad, forzando a los agentes de la Policía Local a cortar el acceso a la plaza de la Merced y a la Alameda Principal. Las expectativas se cumplieron por todo lo alto, convirtiendo a Málaga en una de las capitales del país con mayor afluencia de manifestantes. Primó la presencia, como era de esperar, de mujeres, lo que no impide que se pueda hablar de una masa heterogénea. Con presencia, también, de muchos niños pequeños. No faltaron, tampoco, los componentes inherentes a una huelga al uso. Un helicóptero de la Policía Nacional estuvo sobrevolando el Centro durante toda la tarde.

Pese a la euforia generalizada, la llama se prendía, sobre todo, en la cabecera de la marcha. Transcurrido un margen generoso, la primera fila echó a andar y tiró del resto, convirtiendo la vista aérea en una serpiente morada que se deslizaba silbando y pegando pitidos por las calles del Centro Histórico. La sensación de infinidad perduró durante toda la marcha.

La presencia de los sindicatos también se hizo notar. Sobre todo, de los mayoritarios, UGT y CCOO. Sin dejar de lado a la CGT, también presente. Una mujer con megáfono intentó coordinar un poco las arengas, aunque apenas se atinaba a escuchar. Una manifestación como la de ayer, tantas veces fantaseada por muchas mujeres, dejó muchos mensajes. Aquí, algunos de los más combativos: «Vamos a acabar con la brecha salarial». «Queremos ser libres en la misma casa». «Los hombres machistas sois los terroristas». «Las mujeres unidas, jamás serán vencidas». «Que no, que no, que no tenemos miedo».

Llevaba semanas calentándose el ambiente, con detalladas instrucciones y un protocolo que se cumplió según lo previsto. Con el visto bueno de los sindicatos y ganando para la causa a la mayoría de los partidos políticos. Sólo el PP y Cs se abstuvieron, en un principio, de las movilizaciones. Los dirigentes locales de ambas formaciones se habían empeñado los últimos días en dejar claro que suscribían el fondo de las reivindicaciones, no las formas.

El día histórico de este jueves empezó a escribirse desde primera hora de la mañana. Las primeras concentraciones estaban fijadas para las 12.00 horas y los diferentes puntos adquirieron revoluciones. La convocatoria más concurrida fue la de la plaza de la Constitución. Exceptuando algunos conatos espontáneos que no llegaron a cuajar, el Hospital Materno Infantil, el aeropuerto, el PTA o la Ciudad de la Justicia establecieron el resto de puntos de partida. La actividad en las diferentes facultades de la UMA se llegó a paralizar por completo. En general, la provincia fue una suma constante de diversos actos y paros convocados.

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, tomó la palabra en la concentración en frente del Ayuntamiento. Resaltó la importancia «grandísima que tiene la mujer siempre» y añadió que «es el momento de que todos en general, especialmente lo hombres, piensen en la corresponsabilidad en el trabajo en casa y familiar, además de la conciliación para que de verdad haya igualdad y no un esfuerzo sobrehumano por parte de la mujer».

Quedarán recuerdos memorables. Estudiantes, mujeres adultas, mujeres de otra época, mujeres ausentes sin capacidad de decisión para secundar el paro. Si la lucha se desliza por vericuetos, ayer ensanchó el camino. La jornada dejó un reguero de imágenes para sublimar al género femenino. La más simbólica, quizá, ese centenar de mujeres, tomando la tribuna de Semana Santa, con ánimo festivo, pero que acabaron por ser desalojadas por la Policía Local, alegando motivos de seguridad. Entre el grupo de personas que se subieron al atril gigante, estuvieron las ediles de Málaga Ahora en el Ayuntamiento. Ysabel Torralbo, su portavoz, entabló un diálogo pacífico con los agentes y calmó la situación.

Muy activas también las periodistas malagueñas, que apoyaron tanto la concentración de la Constitución como la manifestación de la tarde con su propia pancarta.

Las primeras reacciones llegaron de parte de los sindicatos. Por parte de CCOO, la secretaria de la mujer, Saray Pineda, habló de «un seguimiento masivo», destacando, especialmente, «al sector público». El secretario general del sindicato para la provincia, Fernando Cubillo, reivindicó el «doble componente de esta huelga».

El resto de municipios de la provincia también se llenó de concentraciones. Las movilizaciones fueron secundadas en las localidades más importantes de la provincia. Antequera, Marbella, Benalmádena o Torremolinos, entre otros.