El emprendimiento no entiende de género. Ni falta que le hace. Desde hace varios años las mujeres han tomado el mando en el mundo empresarial, optando por crear su propio negocio a partir de la nada. En los dos primeros meses de 2018, 29 mujeres se han planteado ser autónomas para obtener las ayudas de la línea 1 que la Junta de Andalucía ofrece a los emprendedores, según apuntan desde la Asociación Arrabal. En contraposición a esta cifra, 11 han sido los hombres que se han planteado esta posibilidad. «Unos años atrás eran más hombres que mujeres los que se planteaban estas cuestiones, sin embargo, es muy positivo ir viendo que las mujeres comienzan a tener un espacio y a tener disposición para crear una empresa», asegura Sonia González, técnica de autoempleo en la asociación.

Éste es el caso de cinco malagueñas que decidieron crear una empresa desde cero. Algunas muy innovadoras y nunca vistas como es el caso de Lavadog, creada por Eva de Miguel y Rocío García. Estas dos jóvenes decidieron crear un espacio para el lavado canino ya que los que estaban disponibles en gasolineras no cumplían con las necesidades que ambas querían para sus mascotas. «Mi amiga y yo decidimos hacerlo porque no nos gustaba lo que encontrábamos y pensamos que esta idea podría salir adelante, y lo hicimos», expresa Eva de Miguel. Ambas, apoyadas por el programa de autoempleo de la Asociación Arrabal, buscaron un local juntas para el cual le pusieron varios obstáculos. «Muchas veces pensaban que eramos demasiado jóvenes, que no podríamos sacar el proyecto adelante y no querían alquilarnos el local», añade De Miguel.

Gracias al programa de autoempleo Incorpora, Eva y Rocío pudieron saber cuáles eran los pasos a seguir que necesitaban dar para que su empresa pudiera ver la luz. Al igual que ellas, Olalla Rubio tuvo una idea y con la ayuda de Sonia González, esa idea se convirtió en una realidad. «Quería vender material de papelería pero con diseño. Monté Olalá y hasta el momento me va bastante bien», asegura la joven. Rubio estudió Bellas Artes y tras varios años en los que no encontraba trabajo, decidió emprender esta aventura que ya lleva en funcionamiento casi un año. Ahora, Olalla Rubio está vendiendo sus productos a través de su página web. «Creo que el futuro está ahí, además, mis productos se venden muy bien por internet, desde casa la gente compra mucho este tipo de artículos», expresa la joven.

En un ámbito completamente diferente, Alba Bordonaba, junto a su última pareja, emprendieron un negocio muy sabroso. Aliolé es la tapería que Alba creó, prácticamente de la nada. «Me dijeron que ese local estaba vacío y decidimos que sería para montar el negocio. Empezamos desde cero. Limpiamos todo muy bien porque estaba todo fatal, día y noche allí metidos, limpiando, decorando, todo fue por nuestra voluntad», asegura la joven que a día de hoy se siente muy feliz con el local. «Siempre he trabajado en la hostelería y quería algo que fuese mío, de ahí surgió la idea de Aliolé», añade.

Isabel Rodríguez, otra de estas emprendedoras, decidió hacer algo que animase a los más pequeños de la casa. Wuiky es su empresa y se dedica a la animación infantil para cumpleaños, comuniones y otros eventos. «Desde Wuiky lo que hago es entretener a los pequeños. Realicé un curso de animación y pensé que podría innovar un poco el sector siendo más prudente y atendiendo las necesidades de los niños», expresa Rodríguez. En este sentido, Isabel se preocupa por saber todo lo que pueda sobre los pequeños. «Cuáles son sus gustos, cuántos años tiene. Así puedo preparar y amoldar el espectáculo para que lo disfruten», expresa Rodríguez. Trabaja sola, sin ayudantes ni compañeros, algo que asegura que le complace más que trabajar con otra persona. «Una vez intenté incorporar a alguien, pero finalmente el servicio que ofrezco no es el mismo que el que otros hacen».

El negocio más joven de estos cinco es el de Nual Salem. Esta joven melillense estudió Psicología y se especializó en la atención educativa. Desde este ámbito el servicio que se presta desde los espacios educativos es muy limitado en algunas ocasiones, por lo que Nual decidió abrir su propia consulta. «Llevo tan solo dos meses y comparto espacio con otra compañera. Ahora mismo todo va muy bien, aunque para establecer el negocio todo ha sido una locura», expresa Nual. Esta joven también tuvo el apoyo de la asociación y de Sonia, que al igual que el resto, la califican como «una gran ayuda durante el proceso».

Asociación Arrabal-AID

Esta asociación ofrece de forma permanente una serie de servicios y programas puestos en marcha para atender las necesidades de las personas en materia de formación, empleo y participación social. Uno de los objetivos que Arrabal se plantea como alternativa al empleo por cuenta ajena. Favorece la puesta en marcha de proyectos empresariales y motivación para las personas emprendedoras que plantean su idea de negocio. Esta asociación elabora planes de empresas y responde a consultas sobre subvenciones, planes de viabilidad, formas jurídicas, financiación u obligaciones.