La epidemia más preocupante en pleno siglo XXI en un país desarrollado es la obesidad. La obesidad como un problema de salud, y no como un prejuicio estereotipado asociado al físico de una persona, produce innumerables consecuencias en la salud de quien la padece, provocando, a edades muy tempranas problemas respiratorios, de corazón o circulación, entre otros muchos. Este estado patológico asociado a los menores trae consigo una problemática mucho mayor.

La alimentación de los jóvenes durante la infancia y adolescencia es esencial para el desarrollo de su crecimiento. Partiendo de esta premisa, durante estas edades una alimentación equilibrada puede verse afectada por el consumo, fuera de los horarios establecidos, de alimentos altos en grasa y azúcares que tanto gustan a los pequeños. El consumo de estos alimentos junto con la falta de ejercicio físico diaria puede provocar en los jóvenes una sobrecarga alimenticia que se traducirá en una posible obesidad. «Los menores pasan cada vez menos horas realizando ejercicios. Dedican más tiempo a estar sentados frente al ordenador o utilizando el móvil», asegura José Manuel García, nutricionista del Hospital Quirón.

Al igual que en los adultos, en los niños y adolescentes el padecimiento de obesidad se asocia con mayor prevalencia de diversos factores de riesgo de enfermedad, como pre-diabetes, diabetes tipo 2, hipertensión, síndrome metabólico, peor situación antioxidante, o incluso trastornos del sueño. «En general hay factores de obesidad genéticos, que pueden ser herencia de los padres o algún familiar. Esta posibilidad se cifra en un 30%. Sin embargo, el 70% de probabilidades de sobrepeso se adquiere a través del peso ambiente, es decir, el peso adquirido por la alimentación», explica el nutricionista.

En este sentido, el especialista destaca que una actividad física y una alimentación equilibrada es esencial durante el proceso de desarrollo físico de un menor. «El comentario más común es pensar que solo es una etapa, que el niño adelgazará, pero esto no es así», asegura García que incide en que «más del 70% de niños con obesidad serán también obesos cuando sean adultos».

Estos jóvenes pueden padecer, debido a su obesidad problemas respiratorios, cardíacos y circulatorios, entre otros. «En EEUU, se dan cientos de casos en los que un menor de edad padece diabetes tipo 2, pensada sólo en adultos», expresa García. De este modo, este tipo de casos vienen reflejándose en España, a una escala menor, pero no por ello menos preocupante.

Además, el especialista asegura que los problemas físicos no son los únicos que pueden afectar a los menores, que en muchas ocasiones, se ven encasillados en la sociedad por prejuicios que les hacen sentir tristes. «Los jóvenes pueden experimentar una gran marginación a la hora de tener sobrepeso u obesidad, ya que a esas edades los niños tienden a calificar el aspecto físico de alguien de forma negativa. Este hecho puede producir un aislamiento en el joven que durante esa edad, siente la necesidad de buscar su grupo social, un grupo que no encuentra por esas calificaciones que recibe», señala García.

De este modo, evitar que la obesidad se reproduzca durante la edad adulta o que afecte a las emociones del menor, es necesario que desde casa y con ayuda de un especialista se lleve a cabo un proceso . «No solo se basa en que se hagan cargo los padres y los especialistas. Es muy importante que desde las instituciones se prohiban ciertos alimentos nada saludables para ello», incide el nutricionista.

En este sentido, la Junta de Andalucía ha tomado medidas para erradicar este problema. De este modo, el consejo de Gobierno aprobó el pasado 9 de enero un proyecto de ley para la Promoción de una Vida Saludable y una Alimentación Equilibrada. En ella, se exige, por ley, entre otras cosas, disponer de menús saludables y de diferentes tamaños en los establecimientos, favorecer el agua potable en centros educativos y lugares públicos para evitar la compra de bebidas azucaradas y ofrecer información continuada sobre dietas equilibradas y prevención de sobrepeso para todos los ciudadanos

Cifras de obesidad infantil

Los últimos datos accesibles a nivel nacional son los proporcionados por el Estudio de Vigilancia del Crecimiento, Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad en España (Aladino) en 2015, realizado por la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) . Así, durante el pasado 2015, la prevalencia de sobrepeso hallada en un total de 10.899 niños de 6 a 9 años fue del 23,2%. De este total, las niñas (23,9%) superan en número a los niños afectados (22,4%). Por otro lado, la prevalencia de obesidad registrada fue del 18,1%, siendo en este caso los niños quienes más padecen esta enfermedad (20,4%). En cifras totales, de 2011 a 2015 se observa una disminución de la prevalencia en el exceso de peso en niños del 44,5 % al 41,3%. Según estos datos, parece haberse consolidado ese cambio en la tendencia de sobrepeso y obesidad infantil, y en el caso del sobrepeso, haberse iniciado una inversión de la tendencia, según apunta el estudio de Aecosan.

En el caso de la comunidad andaluza, según la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica, casi cuatro de cada diez niños andaluces, el 35% de ellos menores de 18 años, son obesos o tienen algún tipo de sobrepeso.