Hay, en estos momentos, un asunto que provoca un mirar para otra lado cada vez que sale en uno de los asuntos más candentes: las pensiones. Los que cobran ahora mismo una están saliendo a las calles para pedir que se eleven unas prestaciones que consideran insuficientes. Los que están entre los 25 y 35 años observan como algo se les cae como hielo cuando les da por reflexionar sobre qué pensión van a cobrar cuando lleguen a la edad de jubilación. Pero la preocupación se extiende, también, al propio sistema de pensiones y dibuja un país de incertidumbre. Los datos demográficos que muestra el Instituto Nacional de Estadística (INE) para la provincia de Málaga, muy similar a las proyectadas para el resto del Estado, ofrecen claros motivos para dudar de la viabilidad y solidez del sistema. En 2031, unos 335.933 malagueños alcanzarán la edad de jubilación. Forman parte del fenómeno conocido como el baby boom español.

Son los hijos nacidos entre los 60 y los 70 en España y que alcanzarán la edad de jubilación a partir de la próxima década. Los cohortes de la natalidad chocarán con una generación mermada por unos sueldos a la baja y un sistema que se alimenta de unas cotizaciones deprimidas. Una mezcla explosiva. Durante el mencionado baby boom, se calcula que la tasa de natalidad duplicaba, prácticamente, a la actual. Frente a esos 335.933 malagueños, en 2031, sólo habrán cumplido los 16 años, edad legal en España para iniciar una actividad laboral, unos 291.067 malagueños.

Es decir, las personas en edad de percibir una pensión superarán a los que puedan darles el relevo. Unas cifras, la de los malagueños que van a comenzar una actividad laboral, que, incluso, habrá que rebajar si se tiene en cuenta la realidad española, con los jóvenes incorporándose cada vez más tarde al mercado laboral.

Estos cálculos parten de considerar una edad efectiva media de jubilación de 65 años. El impacto del aumento gradual de la edad legal hasta los 67 años empezará a tener efecto en 2027. Pero este retraso, una de las medidas impulsadas por el Gobierno para garantizar la viabilidad de del sistema, no se presenta halagüeño debido a la innegable depresión demográfica que acecha a la provincia de Málaga. Con los datos del INE, en el año 2021 habrá, por primera vez, más malagueños en edad de jubilación que en edad de trabajar. Una brecha que se va agrandando conforme pasan los siguientes años.

El pico en esta fisura se produce en 2030. Frente a los 26.299 malagueños con edad de jubilación, la proyección del INE sólo da unos 17.103 malagueños que entran en la edad de trabajar. Los números ofrecidos aguardan otro matiz importante. Corresponden a habitantes en la provincia de Málaga, no a personas en activo o con empleo. Incluyen, por tanto, situaciones como las de quienes trabajan en el hogar sin remuneración y la de otros que en las estadísticas oficiales figuran como inactivos. Tampoco se tiene en cuenta la incidencia de los que trabajan en negro. En la provincia, la economía sumergida continúa en niveles disparados por el impacto de la crisis. Así lo revelan los últimos datos ofrecidos a comienzos del mes por la Inspección de Trabajo. En 2017, se impusieron multas a empresas por valor de 9,3 millones euros. Por el camino, miles de empleos que no cotizan y no contribuyen a la hucha común. Eso, sin tener en cuenta, el menoscabo que supone para los propios trabajadores y su perspectiva de cobrar una pensión.

La mutación de una generación con una natalidad alta hacia una con unos índices precarios, se refleja en la expectativa del sistema para ser viable. Se prevé un fuerte aumento del gasto en los próximos años por el alto número de jubilados que se estrenan con sus pensiones. Estamos ante una generación, la del baby boom, que pudo acceder a mejores empleos que sus padres.

Esto se tradujo en mayores bases de cotización. Sin embargo, eso no significa que se van a librar de los recortes que se pusieron en marcha en el sistema público (primero el PSOE en 2011 y luego el PP en 2013). La Comisión Europea ha hecho un pronóstico a la baja: la pensión inicial de un malagueño que se jubile en 2030 será el equivalente al 60 por ciento de su último salario.