Si nos paramos en un costado de la calle Larios, nos sentamos en un banco del parque Huelin o en el murete del paseo marítimo de Pedregalejo, y nos ponemos a observar, veremos mayoritariamente sonrisas y caras amables. Este método de observación ha llevado al danés Meik Wiking, director del Instituto de Investigación de la Felicidad, a concluir una afirmación francamente muy arriesgada: las personas del mundo que más sonríen viven en Málaga.

"Tras observarlas durante cinco segundos (sin que se dieran cuenta, porque entonces afectaría al estudio), anotaba si estaban sonriendo o no, calculaba su edad, apuntaba si estaban con alguien o no y lo que estabana haciendo. ¿Estaban bebiendo café, hablando por teléfono, paseando al perro...? He observado a miles y miles de personas caminando por la calle, a cientos hablando por teléfono, a docenas de personas cogiéndose de la mano, incluso a un tipo que se estaba metiendo el dedo en la nariz". Así resume Wiking su método (del que excluye a los turistas, sólo cuenta a los lugareños) en su libro 'Lykke, en busca de la gente más feliz del mundo', una búsqueda que le ha llevado a una veintena de ciudades de Europa, Asia, África y América del Norte y entre las que los malagueños, concretamente un 14% de ellos, se encuentran en el podio.

Otro motivo para sonreír, que falta hace.