En 2013 el Ayuntamiento de Málaga se vio obligado a aprobar un severo plan de ajuste que fijando como horizonte el 2020 pretendía rebajar su deuda, que había alcanzado los 883 millones en 2011, y reducir su nivel de endeudamiento que se había disparado al 147 por ciento de los ingresos percibidos y bajarlo al nivel legal establecido que era del 75 por ciento. Este plan fue exigido por el Gobierno para todas aquellas administraciones que no tuviesen estabilidad presupuestaria y sus gastos superasen ampliamente sus ingresos. Efectivamente, el Ayuntamiento tenía un déficit de unos 160 millones y en ellos se incluían los 65 millones que debía devolver al Estado por el dinero cobrado de más de los fondos estatales en los años 2008 y 2009.

Según dicho plan, el Ayuntamiento se comprometía en ocho años a rebajar su deuda y dejarla en 462,6 millones en 2020 y colocar su índice de endeudamiento en esa misma fecha en el 74,6 por ciento.

Volver a endeudarse

El alcalde, Francisco de la Torre, acompañado del responsable del área de Economía y Hacienda, Carlos Conde, anunciaba ayer martes que el Ayuntamiento podrá cancelar dicho plan de ajuste a finales de este año, dos antes de lo previsto, a tenor de los datos sobre endeudamiento del Banco de España. Para esa fecha, espera colocar la deuda en 440 millones, según las previsiones, y con un índice de endeudamiento inferior al 74 por ciento.

Todo un éxito si se tiene en cuenta que el plan de ajuste preveía que a diciembre de 2018 la deuda estuviese en 546,4 millones de euros y el índice de endeudamiento en el 91,6 por ciento. Son 106 millones menos. En cifras absolutas, el Ayuntamiento ha rebajado su deuda desde 2011 a 2017 en 399 millones.

El plan de ajuste también ha supuesto durante sus años de aplicación un drástico recorte presupuestario, especialmente en los gastos de inversión. El presupuesto de 2013 bajó hasta los 685 millones, frente a los 750 de 2012 y los 884 de 2011. La inversión también cayó en picado, de los 236 millones en 2001 a los 50 millones en 2013.

La primera y principal consecuencia de cancelar el plan de ajuste es que el Ayuntamiento podrá volver a endeudarse a partir de 2019, aunque ahora deberá tener como límite el techo de gasto que es la cantidad que puede gastar una administración sin poner en riesgo su estabilidad económica, es decir ajustando sus gastos a los ingresos previstos.

De la Torre sacaba ayer pecho al anunciar este adelanto del cierre del plan de ajuste, señalando que se debe al «rigor y al cumplimiento presupuestario y financiero» y que el mismo se ha ejecutado sin poner en peligro el empleo público y manteniendo el buen nivel de los servicios públicos.