Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y la correspondiente inversión para la provincia de Málaga no han provocado un gran entusiasmo en los sectores más importantes que conforman el tejido productivo de la provincia. Todo lo contrario. Empresarios y constructores, además de representantes del sector del turismo, dibujan en su primera valoración de las cifras -140 millones de euros para Málaga- un escenario poco favorable, con unas cuentas marcadas por el letargo y el continuismo, y que no van a contribuir a generar un impulso decisivo en la provincia. Ni creación de empleo ni grandes infraestructuras que sirvan para mejorar la competitividad de Málaga a nivel nacional. Las críticas emitidas no se formulan a las bravas, como sí acostumbran los círculos políticos, pero el mensaje final se ratifica por unanimidad: la inversión del Gobierno para Málaga es insuficiente.

La secretaria general de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), Natalia Sánchez, habla de unos presupuestos que «se quedan cortos para lo que Málaga necesita». Para Sánchez hay un elemento fundamental que el Gobierno está dejando de lado: «La inversión que se realiza en Málaga se multiplica y tiene un mayor retorno que en otras provincias». En la CEM ven con buenos ojos los esfuerzos realizados en materia ferroviaria. A nivel general, Sánchez pide que si se puede favorecer a los funcionarios, también se «libere de presión fiscal a los empresarios».

Violeta Aragón es la secretaria general de la Asociación de Constructores y Promotores de Málaga (ACP) y se muestra crítica ante un incremento celebrado por los representantes del PP, pero que ella se atreve a calificar de «ridículo». Así, resalta que la provincia de Málaga «prácticamente se ha quedado con el presupuesto del año pasado (136 millones en 2017) y es algo que, verdaderamente, nos sorprende si tenemos en cuenta que Málaga es la sexta capital del país».

Aragón no entra a valorar el reparto de esfuerzos por parte del Gobierno, en el que los funcionarios salen como uno de los gremios más favorecidos, pero insiste en que la escasa apuesta por fomentar el sector de la obra pública merma la capacidad de los constructores para crear empleo. Aragón lamenta, además, que algunas de las partidas para infraestructuras no suponen una oportunidad, al tratarse de viejos conocidos que ya figuraron en los presupuestos anteriores. Pone como ejempló los 6,5 millones de euros para el acceso norte al aeropuerto. «Se trata de una obra que ya está licitada y por tanto no da lugar a un nuevo impulso». El mismo malestar le provoca una de las partidas más grandes, los 22 millones de euros para liquidaciones pendientes en la cárcel de Archidona, y que «corresponde a un gasto que no se puede computar como inversión». Identificando una tendencia a la baja en los últimos años, advierte del peligro de que Málaga se quede atrás en la feroz competición con otras ciudades españolas. «Somos una provincia que vivimos del turismo y tenemos que mantener el nivel de infraestructuras alto», señala.

El sector del turismo tampoco está para grandes alegrías, tras contemplar como su gran reivindicación de llevar el tren hasta Marbella tampoco experimentará un gran avance en este 2018. Tanto la patronal de los hoteleros, Aehcos, como los sindicatos coinciden en la necesidad de impulsar esta obra de una vez por todas. La partida de seis millones de euros para un proyecto con un coste global, en el mejor de los casos, de 2.300 millones se describe como ridícula.

Gonzalo Fuentes, coordinador de Turismo en CCOO, resume el malestar generalizado: «La partida de seis millones de euros para el tren nos parece una miseria».