­Hay gestiones con mucho margen de mejora en la provincia. Una de ellas está relacionada con el aprovechamiento del agua residual depurada. De 50 hectómetros cúbicos de fluido sucio que pasa por las depuradoras de la provincia, sólo se aprovechan unos cinco hectómetros cúbicos para el regadío. Es una de las principales conclusiones que se expuso este jueves en el marco del Foro del Agua de la UNED para abrir un un proceso de reflexión entre los actores implicados. Especialmente a todos aquellos que se desenvuelven en el vasto panorama de la agricultura. Una de las voces más autorizadas en la provincia, el catedrático y director del centro de Hidrogeología de la UMA, Bartolmé Andreo, resumió una situación que da para pensar: «Sólo se aprovecha el diez por ciento de las aguas residuales depuradas».

¿Qué medidas se pueden adoptar para potenciar el uso de aguas residuales? Según Andreo, es necesario elevar las medidas de control, pero, también, de apoyo por parte de las instituciones. «Hay que motivar a los usuarios y apoyarlos desde el punto de vista de facilitarles el acceso al recurso a un precio razonable», detalló. Por otra parte, Andreo también apuntó a un problema meramente «cultural». Percibir el agua sucia, aunque depurada, como un bien de una calidad insuficiente, incluso para el riego. Una situación que contrastaría de lleno con los países de nuestro entorno europeo, en los el aprovechamiento del agua sucia es elevado. «La gente es un poco reacia a su utilización. Tradicionalmente, hemos utilizado el agua limpia, el agua de los acuíferos o el agua de los ríos», apuntilló, a la vez que romipió una lanza en favor de las infraestructuras hidráulicas de la provincia: «Emasa y Acosol tienen muy buenas plantas depuradoras».

La factura que se paga por esta situación es doble. Al agua desaprovechada hay que sumarle agua potable que se utiliza en detrimento del de origen residual. Y eso, en una provincia que hasta hace poco ha estado amenazada por la declaración del decreto de sequía. Una situación de carencia que sólo se ha podido esquivar por las abundantes lluvias que se vienen registrando en las últimas semanas.

Algo que no tiene nada que ver con una actuación concreta y que deja a la provincia al albur de los elementos. Por ahora, en todo caso, estas lluvias han logrado darle la vuelta a una situación que se prevía preocupante. Andreo confirmó que el nivel que ofrecen los acuíferos de la provincia en estos momentos es bueno y que se ha logrado alejar el fantasma del decreto de sequía. Algo que se refleja, también, en la buena salud de la que gozan las masas subterráneas de agua en Málaga. «Existen problemas puntuales de salinidad y explotación que hay que solventar mediante una mayor dedicación a la investigación por parte de la Administración, pues no se puede gestionar lo que no se conoce».

La mesa de expertos estuvo completada por el director del Centro Meteorológico de Málaga, José María Sánchez-Laulhé, el portavoz de la Oficina de Planificación Hidrológica de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Manuel López, y, como último integrante, por el coordinador técnico del Consorcio Provincial del Agua de la Diputación de Málaga, José Luis Ríos.

Una visión a medio y largo plazo la ofreció Sánchez-Laulhé: «Será necesario gestionar periodos más secos y coyunturas de lluvias más intensas, según las previsiones relativas al cambio climático», pero comparó la situación actual de la provincia y otras zonas de España: «Lo que se considera un año seco en Málaga, alrededor de 435 litros por metro cuadrado, es uno normal en Madrid». Pidió, en este sentido, «una mayor previsión en la gestión».

Campos de golf

Son uno de los grandes pilares del sector turístico en la provincia y atraen todos los años a un tipo de viajero muy cotizado: el de un poder adquisitivo elevado. Andreo, sin embargo, se mostró crítico con el uso fraudulento de agua potable que se estaría haciendo en los campos de golf a lo largo de toda la provincia. Según marca la ley, éstos sólo pueden utilizar aguas residuales para su acondicionamiento. Algo que se estaría incumpliendo a lo largo de toda la provincia según el catedrático: «Deberían regarse con agua residual y no es así en todos los casos».

Preguntado sobre el porcentaje de los casos en los que ocurre este uso fraudulento, Andreo contestó que en un porcentaje «más elevado de lo que debiera ser». «Hay campos de golf que se riegan con agua residual depurada a veces, y a veces con agua que no lo es», añadió. Una situación generalizada, que se extendería «desde Marbella hasta Fuengirola, pasando por Estepona, donde hay cantidad de campos de golf».