La Semana Santa no es sólo tiempo de penitencia, también se ha convertido en un gran escaparate al que acuden los famosos y, sobre todo, los políticos, que saben que hacerse una foto junto a un trono siempre da buena imagen. En la tarde del Miércoles Santo, coincidieron los pesos pesados de la política nacional en la iglesia de San Juan de la capital, minutos antes de que iniciasen su estación de penitencia por las calles de Málaga las Reales Cofradías Fuisionadas.

El único que estaba porque tenía que estar es Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente del PP andaluz y líder de la oposición en el Parlamento autonómico, ya que el malagueño saca desde hace años el Cristo de la Exaltación. Varios protagonistas de la política nacional coincidieron con él en la iglesia: los ministros de Defensa, Interior y Justicia, María Dolores de Cospedal, Juan Ignacio Zoido y Rafael Catalá, respectivamente. El último de ellos sí es un asiduo de las procesiones de Semana Santa de Málaga, porque es amigo personal del decano del Colegio de Abogados, Francisco Javier Lara, también presente en la parroquia. Además de ellos, estuvieron por el PP el alcalde, Francisco de la Torre, el presidente de la Diputación Provincial, Elías Bendodo, la diputada Carolina España y la parlamentaria andaluza Mariví Romero.

María Dolores de Cospedal, por cierto, dio los toques de campana del Cristo de Ánimas de Ciegos, dado que es el protector de los paracaidistas, que cuentan con una nutrida representación en la procesión del Miércoles Santo.

Pero lo que no esperaba la plana mayor del PP es que también estuviera en el lugar su bestia negra, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que vino acompañada por el delegado de Gobierno, José Luis Ruiz Espejo, y el portavoz del Grupo Municipal Socialista, Daniel Pérez. La 'lideresa' también dio los toques de campana de uno de los tronos, en concreto el del Nazareno de Azotes y Columna.

También estuvo presente el portavoz municipal de Ciudadanos, Juan Cassá.

Socialistas y populares se hicieron fotos por separado delante de los tronos frente a una maraña de camarógrafos, fotógrafos y redactores locales, autonómicos y nacionales. Sonrieron, dieron besos y estrecharon muchas manos. Susana Díaz se fue rápido, mientras que los populares sí permanecieron más tiempo en la iglesia.