­Una vez al mes, cuando finalizan una jornada laboral que describen como extenuante, se reúnen en una sala de La Tabacalera que le concede el Ayuntamiento de Málaga para analizar una situación que consideran insostenible. Todas las asistentes son mujeres y todas tienen un común un trabajo con una particularidad muy especial, y que describen de la siguiente manera: «Somos la carta de presentación de Málaga». Las que discuten y se apoyan forman parte de Las Kellys Unión Málaga. En la provincia ya cuentan con más de mil adhesiones. Las Kellys equivale a «las que limpian los hoteles». Desde que se sus representantes a nivel nacional se hicieron la foto con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la causa apenas necesita una introducción. Si se atiende a la realidad explicada por sus testimonios, las quejas son justificadas. A principios de semana fueron atendidas por la presidente de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Este jueves llegaron hasta el Senado. La dimensión del problema, de eso no hay duda, ha cogido trascendencia política.

El relato que exponen habla de sueldos de miseria a cambio de un trabajo que les lleva a jugarse el físico a largo plazo. «Todas tenemos artrosis degenerativa y no puede ser que todas las camareras de piso vengamos con ese defecto de fábrica», resume una vocal de Las Kellys Unión Málaga. Su nombre corresponde a las iniciales de I.R., pero más allá no quiere ir porque, según asegura, una revelación completa se traduciría en represiones. ¿Qué si el problema existe también en la provincia de Málaga? Según Las Kellys Unión Málaga, sí. La externalización del servicio de limpieza como una práctica «bastante extendida». Es decir, habitaciones revueltas, convertidas luego en fotogramas de catálogo a precio de saldo. Los sindicatos también corroboran una versión que choca frontalmente con la descrita por los hoteleros de la provincia.

Según CCOO, muchos negocios se decantan por empresas externas, las conocidas como ETT, para alcanzar un ahorro significativo. Estas empresas multiservicios proporcionan a las trabajadoras. La fórmula destaca por un elemento fundamental: estas empresas, al no pertenecer a la industria hotelera no se regula por el convenio sectorial de hostelería sino por un convenio individual y con mucho menos garantías y derechos que el rige para las camareras de piso que están en plantilla. La diferencia entre formar parte del hotel y venir de la mano de una ETT se traduce en un abismo salarial. Las afectadas hablan de reducciones que llegan hasta el 50 por ciento. Una cantidad lo suficientemente destacada como para que los sindicatos y las representantes de Las Kellys hablen de «explotación laboral». Según el convenio, una camarera de piso en la provincia percibe al mes unos 1.700 euros bruto. Sin contar las pagas extraordinarias. «Las compañeras que están contratadas por una ETT a duras penas llegan a los 700 euros. Todo depende de las horas que le dan, aunque los salarios mensuales de 500 euros al mes también son algo habitual», asegura I.R. «Los contratos suelen ser de media jornada, pero se impone una ratio de habitaciones imposible de cumplir en ese tiempo», añade.

Unas condiciones leoninas que hacen que en algunos pasillos coincidan dos personas haciendo el mismo trabajo, pero a cambio de diferentes salarios. Gonzalo Fuentes, delegado turístico de CCOO, define esta práctica como un «auténtico fraude» que no sólo perjudica a las trabajadoras, sino que hurta cotizaciones a la Seguridad Social.

Sanciones a hoteles

Una circunstancia que ya ha hecho que se levanten las sospechas en la Dirección General de Trabajo, que pone en duda la cuestión de fondo: muchos laboralistas opinan que no se trata de un ahorro de costes a través de una empresa externa, sino de una cesión ilegal de mano de obra, en este caso para desempeñar una tarea esencial e inherente al funcionamiento del propio hotel. De hecho, el número de sanciones emitidas a hoteles de la provincia ha aumentando en 2017, con 100 infracciones detectadas. En 2012, el número era todavía de 73.

Málaga lidera esta clasificación a nivel andaluz. En Sevilla, por ejemplo, las infracciones efectuadas en 2017 son 34. Estos números han sido facilitados por el propio Congreso de los Diputados, en respuesta a una pregunta al diputado malagueño del PSOE, Miguel Ángel Heredia, que interpeló a la Inspección de Trabajo para conocer las condiciones laborales de las camareras de piso desde el año 2012. Hay otro dato significativo. A pesar de un constante crecimiento de la ocupación hotelera, han descendido el número de inspecciones realizadas de manera sensible. Si en 2012 hubo 537 a lo largo de la provincia, en 2017 sólo se registraron 391. Los sindicatos también le pusieron números a esta realidad. CCOO instó este lunes a la Inspección de Trabajo a que levante acta de infracción de normas laborales y de Seguridad Social a 44 establecimientos hoteleros de la provincia «por tener externalizado el departamento de pisos y no aplicar el convenio provincial de hostelería».

El aval para ello lo habría facilitado la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Según los datos del sindicato, esta sentencia afecta a 550 trabajadoras y 6.926 camas hoteleras. Por localidades, Málaga capital está a la cabeza con 17 establecimientos hoteleros, Fuengirola con 5, Benalmádena con 6, Mijas con 5, Marbella con 4, Torremolinos con 2, Nerja y Estepona con 2 cada uno y Rincón de la Victoria, con un establecimiento.