La comunicación a través de mensajería instantánea y redes sociales ha aumentado entre los jóvenes de forma espectacular. Sin embargo, el uso de esas herramientas está provocando que los adolescentes, desde el desconocimiento en muchas ocasiones de la importancia de sus actos, envíen material de carácter sexual a sus parejas o amigos, e incluso a veces, desconocidos. Esas imágenes posteriormente pueden ser utilizadas por éstos para chantajear y acosar al menor que en muchas ocasiones no es capaz de contar lo que está sucediendo. En este sentido, en el 35% de los adolescentes sufre este tipo de acoso denominado, sexting, sextorsion o grooming.

«Los niños dominan cada vez mejor las nuevas tecnologías, sin embargo los padres no tanto. Hay un salto generacional por el que creen que sus hijos saben como utilizarlas pero la inocencia del menor le impide comprender hasta qué punto es grave enviar este tipo de material», asegura José Luis Calvo, portavoz de la Organización Pro Derechos del Niño de Málaga. Casi un 60% de los menores utiliza el móvil para conectarse a la red, un 32% lo hace a través del ordenador mientras que un 26% accede desde las tabletas, según el informe de Riesgos y usos problemáticos de Internet en adolescentes realizado por la Universidad Internacional de Valencia.

Más del 95% de los jóvenes accede todos los días a Internet ya sea para ver los mensajes instantáneos, hacer tareas o jugar a videojuegos. «No podemos prohibirles que utilicen las redes, pero sí que es conveniente que estén educados para utilizar estas herramientas. Desde la consulta les explico que si no les gusta que alguien les desnude en la calle tienen que tener el mismo respeto cuando se trata de una fotografía y tener en cuenta las consecuencias que se pueden producir», expresa la psicóloga malagueña María Ángeles Castillo.

Internet ofrece múltiples beneficios, pero un uso inadecuado puede llegar a causar problemas que afecten directamente al menor. «Cuando envían una foto de este tipo reciben un acoso por parte de la persona a la que lo han enviado e incluso por otras muchas que pueden estar en su entorno, como gente del instituto. Esto les hace tener miedos, depresión y puede llegar a convertirse en algo traumático para el joven», destaca Castillo que además incide en que estos casos «no son tan frecuentes» pero que es conveniente «advertir a los padres» ya que «ha comenzado a aumentar en los últimos años considerablemente».

Hablar con desconocidos es uno de los comportamientos más frecuentes en estos casos. Un indicador de riesgo que se ha mostrado a través de este informe es el número de amistades de las que disponen los adolescentes en las redes ya que se confirma que un 23% de los jóvenes acepta en sus redes a personas con las que tienen amigos en común y un 9% a cualquier persona que les agrega, sin necesidad de conocerlos.

«Sea quien sea quien se pase esa imagen, si este la utiliza para acosar a la víctima o la envía a otras personas, se está cometiendo un delito en toda regla, por lo que puede denunciarse, tanto si es un menor el que lo ha hecho como si es un adulto, que en éste último caso, sería aún más grave», explica Javier Muriel, abogado penalista malagueño. La condena en un menor sería de tres meses a un año realizando servicios comunitarios. «Lo más conveniente es que se les eduque, que la respuesta sea que reciban clases de educación tanto sexual como de redes, para que aprendan la gravedad del asunto», expresa Muriel.

Todos los especialistas aconsejan que desde las instituciones, los colegios e institutos, así como los padres deben ser quienes se encarguen de enseñar el uso de las redes a los adolescentes para que sean conscientes de los riesgos que corren.