Cuando Francisco de la Torre fue nombrado alcalde de Málaga por vez primera, en 2000, Juan Manuel Medina tenía 31 años y ya entonces denunció el mal estado de la plaza que había encima de su negocio, la calle Campo de Montiel.

18 años más tarde, Juan Manuel tiene 49 años y el Ayuntamiento de Málaga todavía no ha tocado esta deteriorada calle del Palo, catalogada como privada de uso público y con cinco bloques de viviendas.

«Me encuentro con la soga al cuello. Me estoy viendo en la ruina yo y mi familia. La única solución que veo es iniciar una huelga de hambre hasta que me atienda el alcalde o me dé una solución el concejal que sea», lamentaba ayer a este diario.

Juan Manuel Medina es el propietario de un concesionario de coches de algo menos de 1.000 metros cuadrados bajo la calle Campo de Montiel, pero 800 metros están inutilizados por las filtraciones de agua de esta calle y desde hace poco más de una semana, apuntalados por la Gerencia de Urbanismo.

«Urbanismo ha apuntalado la zona para que no se caiga la plaza abajo, pero lo podía haber hecho el primer año de los 18 que llevamos», critica, al tiempo que señala el techo de la zona más dañada: «Las vigas se están pudriendo, las que hay encima de los bloques también, porque la pudrición avanza».

En mayo de 2009, el entonces concejal de Urbanismo, Manuel Díaz, visitó el concesionario, prometió arreglar la calle y la Gerencia, ese mismo año, presentó un proyecto de reparación e impermeabilización de la vía, mientras la mancomunidad de vecinos se encargaría de señalizar, picar, sanear y depacar el forjado. Un trabajo a dos bandas como en Parque Mediterráneo, un barrio con zonas privadas de uso público en el que el Consistorio costeó el 70 por ciento de las obras y los vecinos, el resto.

Pero las obras nunca llegaron. En 2014, una moción presentada por el PSOE y aprobada por todos los grupos políticos instaba a la Gerencia de Urbanismo a tomar «las medidas urgentes necesarias para solventar los problemas existentes».

Cuatro años más tarde, el Ayuntamiento ha apuntalado la mayoría del concesionario. «La explicación que me dan es que lo dejan de forma permanente hasta nueva orden», lamenta, y recuerda que paga al año 3.155 euros de IBI.

Juan Manuel, que hace cuatro años costeó de su bolsillo más de 2.000 euros de obras para frenar las filtraciones de la calle, señala que los cinco bloques de Campo de Montiel tampoco pueden acceder a una subvención del IMV porque dos de ellos se oponen a las obras, «cuando esto no es una mancomunidad, son todos comunidades distintas y los tres bloques sobre mi local han firmado que sí».

El concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, declinó ayer atender a este diario. Por su parte, el concejal de Málaga Este, Carlos Conde, recordó la propuesta de subvención municipal, rechazada por dos bloques: «Si los vecinos quieren, no hay más que acordarlo», subrayó y se ofreció para reunirse con los afectados «para que se les disipe cualquier tipo de duda».