Las empresas se enfrentan a la cuarta revolución industrial, un proceso en el que las nuevas tecnologías aceleran el cambio y la adaptación a un entorno en constante evolución, se convierte en una de las claves para la supervivencia y crecimiento del sector. El Prof. Juan Pérez Gálvez expone la importancia de que colaboradores y la alta dirección trabajen en sintonía y tengan una visión global conjunta para alcanzar los retos a nivel empresarial, unas capacidades que pasan por una apuesta decidida por la formación empresarial.

San Telmo cuenta con el Programa de Perfeccionamiento Directivo, PPD, ¿cómo surge?

Los programas en San Telmo surgen por diversas vías. Una de ellas es porque el claustro y el equipo de San Telmo se encuentra en contacto permanente con empresarios y directivos, que les hace conocedores de las carencias que tienen. Por otro lado, ofrecemos formación permanente a nuestros más de 11.000 antiguos alumnos, nacionales e internacionales. Este factor, además de favorecer un gran networking entre ellos, hace que sepamos qué planes formativos demandan en cada momento. El Programa de Perfeccionamiento directivo, PPD, surgió así. Sabíamos que los empresarios y directivos necesitaban formar a sus mandos directos, a aquellos que tienen que ejecutar lo que la alta dirección plantea.

¿Qué objetivo persigue este programa?

El objetivo del PPD es conseguir que sus participantes sean capaces de aportar y estar alineados con la alta dirección. Es fundamental que tengan una idea global, objetivos comunes y metodología para llevar a cabo lo que solicita la alta dirección.

¿Qué ventajas ofrece cursar este programa a nivel empresa?

En el mundo empresarial siempre ha habido cambios pero, en la actualidad, nos encontramos en plena cuarta revolución industrial. Esta revolución tecnológica ha hecho que se produzcan cambios vertiginosos en los que hay que adaptarse de manera muy rápida. Para poder llevarlos a cabo y conseguir que la empresa perdure en el tiempo, hay que ser flexible y dar respuesta aportando valor.

El papel que desempeñan las personas que ocupan puestos de responsabilidad se vuelve ahora, más importante que nunca. Ellos son la correa de transmisión entre la dirección y el resto de la empresa y por tanto, una pieza clave para generar estructuras competitivas.

¿Cuáles son los principales problemas que plantea el directivo una vez que se adentra en este programa?

El principal obstáculo que tiene un directivo a la hora de decidirse a realizar un programa con estas características es la falta de tiempo. Y siempre, una vez que lo han culminado, dan la misma respuesta: «Debería haberlo realizado cinco años atrás». Ante esto siempre decimos que tienen que ser capaces de organizarse y delegar, encontrar un método de trabajo que les permita alejarse del día a día y formarse para ser mejor directivo y hacer crecer así, a su equipo.

Mejorar como directivo es una de las asignaturas pendientes de este colectivo. ¿Se aprende con la experiencia o es necesaria la formación?

Para nosotros un factor importante, y que se incluye dentro del lema de San Telmo, es que para tener una mejor sociedad y dar respuesta a las exigencias del entorno, necesitamos buenas empresas que creen riqueza. Para ello, es fundamental tener buenas personas y buenos directivos y esto último no solo se consigue con experiencia, también requiere de conocimientos, habilidades y de un método de trabajo que permita dar respuesta a las exigencias del siglo XXI. El reto es que los directivos sean capaces de hacer más cosas con los mismos o menos recursos. Para ello, la formación se vuelve imprescindible: permite llevar a cabo los objetivos propuestos, con mayor control y eficiencia en la toma de decisiones.

¿Está concienciado el directivo, en general, de la necesidad de formación y reciclaje?

Creo que estamos avanzando muchísimo en el tema de la formación, sobre todo en las nuevas generaciones, que la valoran mucho. Cualquier persona que pasa por nuestras aulas queda impregnada del valor que tiene la formación permanente durante su vida profesional. Hacemos más de 100 actividades permanentes a lo largo del año con más de 5.000 asistencias.

A su juicio, ¿cuáles son los sectores que demandan una mayor formación por parte de sus altos cargos?

No podemos hablar de sectores, pero sí de dimensión y tamaño, ya que, la pequeña y mediana empresa, tiene que dar un salto. El principal problema que tienen es que cuentan con recursos y tiempo limitado. Sin embargo, el 95% de las empresas españolas son Pymes, por lo que desde mi punto de vista, la alta dirección que las conforman, tienen que afrontar el reto de formarse. No podemos olvidar que son estas empresas las que sustentan el empleo y la actividad económica del país.

Un centenar de actividades de formación permanente con 5.000 asistentes al año, una red de 11.000 antiguos alumnos... ¿Es un aval para San Telmo contar con tantas personas formadas?

Nos definen varios pilares, uno de ellos es, sin duda, nuestros antiguos alumnos. Otro pilar es nuestro método de enseñanza, basado en el «método del caso». Mediante este método, el participante se enfrenta una gran variedad de situaciones de negocios y contextos empresariales reales y que responden a las vivencias diarias. Otro es el claustro. Directivos, empresarios o docentes que conocen a fondo la realidad empresarial y están en contacto directo con la empresa. Y, por último, el equipo de San Telmo, que transmiten la búsqueda permanente de la excelencia, asume que el error cero existe, que se puede hacer algo mejor que ayer y que todo es posible si somos capaces de trabajar de manera ordenada.

¿Qué otros programas tienen San Telmo y para quién están dirigidos?

En San Telmo trabajos dos líneas: Formación y perfeccionGmiento. Dentro de perfeccionamiento impartimos sesiones a personas con experiencia, donde tratamos de ordenar sus ideas y ponerlas en valor a través de programas como el AD-1, dirigido a directores generales o el Programa de Perfeccionamiento directivo, PPD, del que ya he hecho referencia.

Dentro de los programas de formación contamos con el Executive MBA. Dirigido a aquellos con formación universitaria, tiene como finalidad que sus participantes mejoren en la realización de las tareas directivas, con una formación orientada a la excelencia y un enfoque de dirección general.

Por otro lado, contamos con el Pymex, único programa en España orientado a desarrollar las capacidades directivas de los empresarios y directivos de la pequeña y mediana empresa.

Finalmente, me gustaría hablar del programa Lydes. Se trata de un proyecto de diseño de carrera profesional. Está dirigido a universitarios brillantes de todo el territorio nacional, que combina una parte formativa en gestión empresarial, de tres meses de duración, con una posterior incorporación al mercado laboral a través de empresas colaboradoras. Contamos con más de 600 alumnos que han realizado ya el Lydes y que atestiguan, a través de los puestos de trabajo que ocupan en la actualidad, lo aprendido en el aula.