Desde los años 90, las vacaciones del hoy catedrático jubilado de Cirugía, Carlos Vara, han estado unidas a un quirófano en un país del Tercer Mundo, atendiendo a enfermos sin recursos, en la compañía de médicos malagueños, muchos de ellos sus antiguos alumnos en la UMA.

Comenzó en Colombia, de la mano del jesuita malagueño Carlos Huelin, en una zona dominada por el narcotráfico, lo que aconsejó un cambio urgente de país. «Empezamos en el 2000 a ir a Bolivia, a Santa Cruz de la Sierra, donde unas monjas dominicas tenían un micro hospital y un quirofanito». Como resultado de estas campañas, Carlos Vara y su equipo fueron los primeros en introducir en Bolivia la técnica de la paroscopia. «De 2000 a 2010 formamos a todos los cirujanos bolivianos en ese campo», recuerda.

El año más significativo fue 2005, cuando con la colaboración de la Fundación Hombres Nuevos y el Gobierno de Castilla-La Mancha construyeron un hospital nuevo, mientras que el montaje de los quirófanos lo sufragó el Ayuntamiento de Málaga.

En cuanto a las operaciones que realizaban, de todo tipo: tumores en el cuello, hernias, bocios, «y mucha vesícula, porque aquí en España cuanto te pega el dolor te operas enseguida, pero allí puedes llevar 30 años».

Sin embargo, una nueva y desquiciante normativa boliviana que ordenaba el encarcelamiento sin juicio de los médicos en caso de conflicto con los pacientes les obligó a continuar su tarea en Camerún.

El catedrático y cirujano de la UMA. con su equipo y varios religiosos en Bolivia en 2007.

En total, en 17 años han realizado 26 campañas y el próximo 15 de junio y hasta el 10 de julio, acompañado por cuatro cirujanos, una internista, dos anestesistas y una ecografista, Carlos Vara comenzará una nueva etapa en la antigua colonia española de Guinea Ecuatorial, en concreto en la ciudad de Ebebiyin, un enclave a pocos kilómetros de Camerún y Gabón.

«El hospital está muy mal equipado y tenemos que llevarnos bisturí eléctrico, fotóforos por si se va la luz...tenemos que llevarnos de todo», resalta.

La iniciativa ha sido posible gracias al académico Francisco Cabrera, que ha coordinado los apoyos, y a la aportación de la Fundación El Pimpi y la Obra Social La Caixa, que han financiado el viaje. «La solidaridad no tiene fronteras y la asumimos donde podemos», explica Pepe Cobos, fundador de El Pimpi.

Además, varias empresas y hospitales han donado el material sanitario, tres metros cúbicos que ya han sido enviados por barco.

Los médicos cuentan además con la colaboración en Guinea de los jesuitas y de la Diócesis de Ebebiyin, que se encargará de la estancia y manutención. Les acompañará el jesuita guineano destinado en Málaga Crisanto Ebang, que recalca: «Nuestro deseo es ayudar a las personas, sean guineanas, camerunesas o de Gabón. Llevar la salud a las personas que necesitan. No puedo pedir más».

Carlos Vara explica que «lo ideal es montar lo mismo que en Bolivia y dependerá de las autoridades que sigamos. Este será un año de prueba». Medicina malagueña en Guinea Ecuatorial.