El Ayuntamiento de Málaga anunció este viernes un órdago a la grande contra la extensión de la línea 2 del Metro al Hospital Civil, una decisión en consonancia con lo que el alcalde, Francisco de la Torre, y otros responsables municipales han venido diciendo y antes y después de que la Junta de Andalucía acordase, en diciembre pasado, ejecutar el tramo, tras haberlo declarado de interés metropolitano. Finalmente, el choque de trenes será en los tribunales, después de que la Junta de Gobierno Local haya anunciado la interposición de un recurso contencioso-administrativo contra la decisión autonómica en la que pide, de hecho ya se ha interpuesto, la anulación del proyecto.

A finales de 2013, la presidenta de la Junta, Susana Díaz, y el regidor desbloquearon en una cumbre la llegada del metro soterrado a Atarazanas y acordaron, además, extenderlo en superficie al Hospital Civil, algo contestado por una parte de los vecinos que viven en torno a Eugenio Gross. Luego, el regidor ha cuestionado con profusión en los medios, amparándose en el apoyo de los residentes, la llegada del suburbano al Civil, lo que ha supuesto un importante fuego cruzado entre Sevilla y Málaga a lo largo de años. Ahora, la escalada de tensión es más delicada que nunca, porque al llegar el asunto a los tribunales podría eternizarse años, aunque hay medidas cautelares que, de aplicarse, mandarían el proyecto a dormir el sueño de los justos. Habrá que ver que hacen el juez de primera instancia y si, después, llega al TSJA.

Así, la Junta de Gobierno Local acordó interponer ayer un recurso contencioso-administrativo contra el acuerdo de la Junta de 5 de diciembre de 2017 por el que se decidió construir efectivamente ese plano, así como también se ordenó al Consistorio malagueño adaptar a esa nueva realidad ferroviaria su planeamiento urbanístico, la llegada del metro al Civil. Un informe del Departamento de Planeamiento y Gestión Urbanística de la Gerencia Municipal de Urbanismo considera que dicho acuerdo es «lesivo» para los intereses municipales.

Urbanismo ya emitió otros dos informes, fechados el 7 y el 9 de febrero, respectivamente, en los que se ponía de manifiesto que el trazado que contenía el proyecto de construcción no se adecuaba al planeamiento urbanístico en vigor, ni a la normativa técnica de ámbito autonómico y estatal. Se mencionaba, por ejemplo, que deja cinco calles en el fondo del saco con los consiguientes problemas de acceso o que incumple reiteradamente la normativa vigente en cuanto a las dimensiones de los itinerarios peatonales accesibles, dijo el portavoz del equipo de gobierno, Carlos Conde en rueda de prensa. Por ello, se presenta el recurso para «la anulación del proyecto -procedimiento actualmente en tramitación- a raíz de la desestimación del requerimiento municipal planteado para solicitar dicha anulación.

«En coherencia con estas actuaciones, la Junta de Gobierno Local entiende que procede la impugnación del acuerdo del Gobierno andaluz que decide la ejecución del proyecto e insta al Ayuntamiento a modificar el PGOU», consta en la nota de prensa del equipo de gobierno.

La extensión de la línea al Civil es vital para la concesionaria del metro, sobre todo porque significa llegar más lejos, llevar más viajeros y hacerlo más rentable, toda vez que parece ya despejada la llegada del suburbano al Guadalmedina y Atarazanas después de años de retraso. El Ayuntamiento tenía hasta diciembre de 2018 para adecuar su ordenamiento urbanístico a la obra prevista para llevar el metro al Civil, una zona cercana, por cierto, a donde se va a levantar un nuevo gran hospital y que demanda la instalación o el replanteamiento del transporte público.

La declaración de interés metropolitano que hizo la Junta en mayo de 2017 en relación con este tramo supone, de hecho, que el Gobierno autonómico puede empezar la obra cuando quiera, aunque hay un escollo importante difícilmente salvable: ha de consensuar antes un protocolo con la ciudad para los desvíos de tráfico y de servicios como luz, agua y gas, el as que guarda De la Torre, otro más, para bloquear un trazado que primero santificó y luego rechazó enérgicamente.