Ernesto Fernández Romero, malagueño de 35 años, se coloca el antifaz mientras Manuel Azuaga -el creador de ajedrezsocial.org- le va comunicando los movimientos en el tablero del contrincante, el autor de este reportaje: («D5, G4...»). Ernesto, sin ver las piezas, pero con una maravillosa visión espacial del tablero, responde con sucesivas coordenadas y en menos que canta un gallo ya ha hecho jaque mate.

Si acaso, ha tardado algo más en responder por la apabullante bisoñez del oponente y sus movimientos inesperados.

Este miércoles 13, en La Térmica, una charla a partir de las 5 de la tarde entre Manuel Azuaga y Ernesto Fernández Romero dará a conocer más a fondo a este primer Gran Maestro malagueño, un título que es «como el cinturón negro de kárate, ya no hay más», bromea. Lo cierto es que en España sólo hay unos 25 grandes maestros, la máxima titulación en el mundo del ajedrez, y Ernesto es uno de ellos.

Tras la charla, a partir de las 6 de la tarde jugará cerca de una veintena de partidas consecutivas con los jugadores que se han querido apuntar. Además, tendrá que ser a un ritmo endiablado porque el tiempo límite serán tres minutos.

«Se me ocurrió esta modalidad, que no he visto nunca. En lugar de jugar contra todos a la vez a ciegas, que se ha hecho alguna vez, pensé en poner un ritmo muy rápido y cuando acabe una partida, se sienta el siguiente», explica.

En su infancia, sin internet y sin la tendencia actual de introducir el ajedrez en las escuelas, fue Ángel, su padre, quien le enseñó a jugar a él y a sus hermanos y con solo 8 años ganó su primer trofeo, tras vencer en nueve de las nueve partidas. «Luego mi padre se cansó de jugar conmigo», bromea, así que Ernesto entró en la escuela municipal de ajedrez, donde tuvo la suerte de contar entre sus maestros con Tamaz Giorgadze, uno de los analistas del entonces campeón del mundo Anatoli Karpov.

«Empiezas desde pequeñito, te empieza a gustar y lo estás tomando como un juego con el que te diviertes, viajas mucho y vas a torneos... pero cuando ya pienso en dedicarme a esto es cuando ya empiezas a conseguir normas de maestro internacional», destaca.

Así que tras su paso por el Colegio San Manuel, donde tenía permiso para salir a competir en los torneos, y el Instituto de Huelin, el ajedrez se convirtió en su profesión.

El Gran Maestro malagueño ha tenido la oportunidad de jugar en torneos con algunos de los más importantes jugadores del mundo como Ponomariov, Caruana o Aronian, así como con el número 1 de España, Paco Vallejo, de quien ahora es entrenador: «Con Paco tengo una relación de esos años de jugar europeos y mundiales y desde ahí somos bastante amigos», cuenta.

Porque en un momento de su carrera, en la que consigue torneos internacionales como el de Sevilla, decide convertirse en entrenador. En la actualidad, trabaja con las federaciones andaluza y española formando a jóvenes hasta los 16 años en los llamados grupos de tecnificación. «Ahora viajo con ellos por toda España, a los europeos, a los mundiales, y revivo un poco cuando estuve jugando», confiesa.

El Gran Maestro malagueño, esta tarde en La Térmica. A ciegas frente al tablero.