La provincia de Málaga viene confirmando en los últimos años una gran pujanza comercial y exportadora de la mano de segmentos como el olivar y los subtropicales, aunque el campo también alerta de que los actuales recursos hídricos, muy volubles por los cíclicos periodos de sequía, son insuficientes a presente y a futuro para asegurar las actuales producciones. La Diputación de Málaga recordó ayer que, según los datos del reciente Análisis general de la realidad y organización ganadera y agrícola malagueña (Agrogam), la provincia Málaga aspira a entrar en el listado de las diez provincias más exportadoras de España en esta actividad económica. De momento, en los últimos dos años se ha situado como la octava con mayor incremento exportador (un 22%) y, actualmente, ocupa el puesto 12 en la clasificación general, liderada por Barcelona, Murcia y Valencia.

El tirón de la agroindustria fuera de nuestras fronteras es, desde luego, innegable. El volumen de exportación de productos agroalimentarios casi se ha triplicado en la última década, pasando de 351 millones en 2007 a los más de 1.000 millones que se registraron en 2017. La provincia reúne demás a una de cada cinco empresas agroalimentarias andaluzas (en concreto 572 de un total de 2.726).

Además, las cooperativas malagueñas tienen un creciente protagonismo en la actividad exportadora de la provincia. Actualmente, las cooperativas de primer grado agrupan a 36.359 agricultores y dan empleo a 408 trabajadores fijos, 417 fijos discontinuos y 487 eventuales. Su cifra de negocio ronda los 433 millones de euros anuales.Agua no garantizada

El diputado de Desarrollo Económico y Productivo y presidente de la Fundación Madeca, Jacobo Florido, presentó ayer el informe junto al presidente de la asociación empresarial de agricultores Asaja Málaga, Baldomero Bellido, y apuntó que el sector agrario de la provincia «afronta el reto de la modernización desde sus bases tradicionales y se ha convertido en una actividad clave y de importancia creciente en nuestra balanza comercial».

El documento, presentado por primera vez el pasado mes de marzo, pretende ser así un análisis «exhaustivo» de la situación actual de la actividad agraria y agroalimentaria en la provincia; un examen a los datos, las potencialidades, las fortalezas y las debilidades y amenazas del sector.

Florido dijo que los retos que debe afrontar el campo malagueño son «la optimización de los riegos, la ampliación de las superficies de agricultura ecológica, la mayor implantación de sistemas agroforestales, la gestión de residuos, la lucha contra las plagas, la reforestación o el bienestar animal».

«Debemos entender el impulso del sector agroalimentario como un trabajo compartido, en el que los gestores públicos pongamos las condiciones óptimas para su desarrollo, y la iniciativa privada, la ilusión y el trabajo bien hecho», afirmó el diputado provincial.

En el tema de los recursos hídricos, Agrogam incide en las alertas que transmite el campo malagueño sobre las dotaciones hídricas previstas hasta 2027, que son insuficientes y ponen en peligro los cultivos de regadío. En este sentido, el estudio subraya la urgencia de la conexión de las cuencas occidental y oriental malagueñas para no dañar la economía agrícola, mediante la comunicación del Guadiaro o la presa de La Concepción, en Marbella, hasta el pantano de La Viñuela, el de mayor capacidad de la provincia.

Florido ya ha criticado en algunas ocasión que «este déficit de conexión de las zonas occidental y oriental de la provincia se hace más patente precisamente en época de lluvias, hasta el punto de que La Concepción ha tenido que tirar al mar agua que seguramente echaremos de menos a medio plazo».

En la misma línea, según detalla el estudio, el recrecimiento de La Concepción, el ramal Este (Marbella-Fuengirola) y la conexión reversible Fuengirola-Málaga facilitarán la transferencia de caudales, en caso necesario, hacia Málaga y la Axarquía. La Diputación ha denunciado en los últimos meses la falta de medidas y estudios previstos en el actual Plan Hidrológico para incrementar la superficie regable en este ciclo que termina en 2027.

Política Agraria Común

Por otro lado, Agrogam incluye una aproximación a las necesidades y características de la Política Agraria Común (PAC), que se centrará más en la innovación, en la revolución de la agricultura digital, en la sostenibilidad, el ecoturismo, la bioeconomía emergente y la economía circular.

Ante el escenario de la próxima PAC (para el periodo 2021-2027), se recoge que la provincia debe pelear por mejoras claras para el olivar, como por ejemplo reforzar la posición de los agricultores en la cadena de suministro, o la creación de un observatorio del mercado del aceite de oliva, así como el fomento del relevo generacional. Igualmente, se incluye la necesidad de plantear demandas para los sectores lácteo y porcino, como la lucha contra la extrema volatilidad del mercado, las recompensas por el compromiso con la protección del medio ambiente, el bienestar animal y la seguridad alimentaria.