El portavoz municipal de Ciudadanos, Juan Cassá, ha bajado el pistón estos días pero, si alguien ha pensado que se trataba de un paso atrás, está equivocado; más bien es un movimiento lateral como los que hacen los futbolistas para recibir con más comodidad el balón o como esas maniobras envolventes con las que los ejércitos de Napoleón o MacArthur sorprendían al enemigo. El objetivo de parar un poco es reflexionar y poner el foco en el año que queda de mandato hasta las municipales de mayo de 2019, para que no sean doce meses en blanco, y en la elaboración del programa, que sustentará las bases de la acción de gobierno. Cassá buscaba equipo y ya lo tiene, una guardia pretoriana de veinte vocales de distrito que se están pateando todos los barrios de la ciudad para vender las excelencias de la gestión naranja, según las fuentes consultadas.

La idea es tener elegido a un candidato en enero de 2019, cuando se celebrarán las primarias y Cassá va a presentarse. Las coordenadas de 2015 no son las de hoy: ya lo dijo Albert Rivera, el presidente nacional del partido naranja, en Cope Málaga hace unos días, si en este mandato el modus operandi ha sido firmar pactos de investidura sin gobernar, tras los próximos comicios la historia es entrar en los gobiernos y, si se puede, ser alcalde. Rivera tuvo muy buenas palabras para Cassá y su equipo. Y no es para menos, las encuestas, según la formación, les auguran doblar concejales. Con esa situación, pasando de tres a seis, serán algo más la llave de gobierno. Y luego está por ver si pactarán con el PP o con el PSOE, depende de los resultados de las elecciones, aunque aquí tienen mucho que decir las claves andaluza y nacional.

«Juan se presenta a las primarias, va a ir fuerte», dicen las fuentes consultadas, que señalan que, en el pasado debate sobre el estado de la ciudad, el líder naranja mostró clara su hoja de ruta. «Estamos ahora redactando el programa marco de donde saldrán las ideas que luego engrosarán el programa electoral», precisan. Lo cierto es que hace unas semanas, ya presentaron 25 líneas estratégicas, entre ellas Limasa, el Plan Gibralfaro, Repsol o política fiscal. Sobre esos raíles, deberá pivotar el tren programático de mayo de 2019 y, una vez más, Cassá tiene un puño de hierro en la mano derecha y un guante de seda en la otra, porque ya ha tendido su mano para negociar los presupuestos de 2019, pero, por otro lado, otro eje básico de su campaña aquí y en Barcelona y allá donde haya alguien representando a Ciudadanos es el ataque al bipartidismo, a quienes los naranjas acusa de bloquear todos los proyectos de la ciudad, los fantasmas del actual alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. Si Cassá es alcalde, y en eso fue claro en su discurso, duro y crítico en la misma porción que propositivo, lo primero que hará será acabar con la deslealtad institucional entre el Ayuntamiento y la Junta, relaciones agrias desde hace años que encallan en asuntos como el metro o el convento de La Trinidad.

En cuanto a agenda pública, subrayan las fuentes, Cassá se pegó a la sombra del regidor, a quien hizo alcalde (¿recuerdan aquellas mayorías absolutas de antes?) y eso duró dos años y medio, porque muchas de las cosas que se hicieron se hicieron gracias a Ciudadanos. Pero ahora eso se ha acabado y la agenda de Cassá es muy diferente a la del equipo de gobierno, porque quieren vender su imagen de partido de oposición, crítico cuando debe serlo, y formación responsable que favorece la estabilidad, primer mandamiento de la seguridad jurídica.

Cassá tiene equipo, como decíamos antes, una guardia pretoriana de hombres y mujeres que acuden, en lo que han dado en llamar el 11x11, a encuentros ciudadanos en los distritos donde recogen sugerencias y explican sus ideas y éxitos de gestión a quienes quieran escucharles.

«Buscamos incorporar propuestas vecinales a mociones y al futuro programa». Además, en septiembre van a empezar con encuentros sectoriales para abordar determinados temas específicos como transporte o medio ambiente.

«Estamos volcando asimismo mucho el trabajo en las redes sociales, tenemos, por ejemplo, newsletter con asociaciones de vecinos y enviamos lo que hacemos; además, vamos a ir instalando carpas por distritos en las que nuestros afiliados explicarán lo que hacemos a los ciudadanos, es un concepto de micropolítica».

Ahora, huyen, dicen las fuentes, de las provocaciones de Málaga Ahora, «porque la idea es confrontar nuestro proyecto con el bipartidismo, no caemos en las provocaciones de algún grupo de izquierda, y sólo las atacamos en caso de ideas radicales».

La micropolítica contrasta con el otro mensaje de su discurso en el debate, la idea de hacer un parque empresarial ligado a la economía azul en San Andrés en lugar de «un auditorio megalómano»; trazo gordo y trazo fino, ambición urbana y política para el ciudadano.

«La idea es que ya hay un núcleo duro de vocales, que están en la calle todo el rato, había días que Cassá iba a dos y tres tertulias por la tarde, por lo que ahora dejamos hueco a los vocales, incluso en las ruedas de prensa, para demostrar que tenemos banquillo, que hay un proyecto de ciudad, una cantera y nos pateamos los distritos y nos trabajamos las redes para demostrar que hay partido y proyecto: hablamos de Astoria y Repsol, pero también del Pasaje de Frigiliana o proponemos una zona deportiva en Parque Clavero, hay una veintena de personas en torno a Juan, muy cohesionadas y currando, que es lo que importa. Además, se le está dando más espacio al viceportavoz, Alejandro Carballo».

La idea de reducir la frenética agenda de Cassá pasa por que ahora hay que hacer trabajo de fontanería de partido, y poner en marcha la maquinaria naranja de cara a las elecciones, así como para dejar espacio al equipo. Además, indican, el grado de conocimiento de Cassá es ahora del 40%, bastante más alto que el de otros portavoces. «Vamos con las luces largas en relación al programa, las elecciones y el próximo mandato, y también llevamos las cortas, porque no queremos que este sea un año en blanco, sino que hay que hacer cosas en el Ayuntamiento», dicen.