La Gerencia Municipal de Urbanismo ha dado entre enero y mayo de 2018 licencias urbanísticas a proyectos valorados en unos 400 millones de euros, según desveló el alcalde, Francisco de la Torre, en su discurso del debate del estado de la ciudad. La cifra es muy destacable ya que a lo largo de todo 2017 los permisos de obra concedidos lo fueron a iniciativas urbanísticas que sumaban 577 millones de euros, una cifra que va a ser superada ampliamente si se mantiene el ritmo actual.

El regidor calificó estos como «elocuentes», y también se felicitó por el hecho de que no hubiera situaciones de inseguridad jurídica en el municipio en relación con la actividad urbanística, lo que es, según dijo, «importante». «Se mantienen las líneas básicas del plan general actualmente en vigor y se desarrollan los espacios, los suelos urbanizables consolidados y no consolidados, según las pautas» que marca el propio documento urbanístico, agregó, para indicar que «ahora mismo están muy desarrollados -muestra evidente de reactivación- suelos que estaban durante la crisis lógicamente frenados».

Entre ellos se encuentran, por ejemplo, los de Martiricos, donde se ejecutará un gran proyecto de 674 viviendas -224 de ellas, protegidas-, 13.500 metros cuadrados de techo para uso terciario y comercial y 25.500 metros cuadrados de zonas verdes.

Asimismo, están en marcha, según relató el regidor, los suelos de Colinas del Limonar, que van a acoger un millar de viviendas, «casi 200.000 metros cuadrados de zonas verdes y cerca de 33.000 metros cuadrados de equipamiento deportivo, social y escolar».

Declaró el alcalde que se está trabajando, asimismo, para avanzar en el desarrollo de La Térmica y ya se ha dado luz verde para el suelo de Rojas-Santa Tecla.

Sobre los suelos de Repsol, dijo el regidor que ya está todo claro, «incluso la superación de alguna afección por el uso anterior como base del oleoducto de Puertollano. Está definido el trabajo para crear una junta de compensación con la Sareb y tenemos, asimismo, definido el plan de acción con el grupo Ciudadanos para dotar esta zona con un magnífico parque de 130.000 metros cuadrados». Ese desarrollo acogerá hoteles, oficinas y una zona comercial y «beneficiará enormemente a las barriadas colindantes de Cruz de Humilladero y Carretera de Cádiz, y, por supuesto, impulsará la modernización y transformación del antiguo polígono industrial de San Rafael. Todo ello generará empleo».

El regidor entiende estas infraestructuras como generadoras de centralidad en núcleos alejados del Centro Histórico, de forma que estas tiran de la zona en la que se enclavan desde el punto de vista económico, cultural y turístico. Una centralidad, aunque de otra naturaleza, será también, por ejemplo, el futuro Convento de la Trinidad, donde la Junta va a gastarse entre 15 y 18 millones de euros para convertirlo en un gran contenedor social, cultural y administrativo, un equipamiento esencial para el distrito Bailén-Miraflores que el alcalde quiere para sí, aunque no parece que vaya a ser el caso.

Proyectos similares son, por ejemplo, el eterno de la antigua cárcel provincial en la Cruz de Humilladero, que también va a convertirse en un enorme contenedor social, vecinal y cultural, aunque parece que nunca llega a realizarse, según critican los colectivos de la barriada.

«Este tipo de centralidad también será desempeñada por las edificaciones singulares que van a acoger los suelos de Martiricos, así como los de la zona de La Térmica y los suelos urbanos de Torre del Río, donde también pueden existir usos hoteleros y de oficinas», dijo el alcalde en su discurso del debate sobre el estado de la ciudad.

Hay otros dos desafíos urbanísticos para la ciudad: el regidor se comprometió a usar el PGOU en toda su potencialidad para modular el uso de las viviendas turísticas, modificándolo incluso si se llega el caso, con el fin de evitar los problemas vecinales que se están generando y poder reducir en lo posible el alza de los precios del alquiler, por encima ya de los mil euros mensuales en muchas zonas de la capital; y también ha dado instrucciones a Urbanismo para potenciar la búsqueda de suelos que puedan acoger edificios de oficinas y hoteles, dos de los grandes déficits de la capital costasoleña, así como proyectos de compañías logísticas. Para ello también habrá que abordar las actuaciones necesarias para evitar que el río Guadalhorce siga siendo un factor de inestabilidad cada vez que se desborda.