La Gerencia de Urbanismo tiene previsto demoler las deterioradas instalaciones de la piscina de Campanillas y construir unas nuevas.

Con esta medida, el Ayuntamiento abandona la idea de construir un rocódromo, algo a lo que se oponía la asociación de vecinos de Campanillas, que siempre había reclamado que el barrio siguiera contando con piscina, un equipamiento del que disfrutaban desde tiempos de Pedro Aparicio, en los años 80.

En respuesta a una consulta de febrero del grupo municipal socialista, el gerente de Urbanismo, José Cardador informa por carta que tras un estudio sobre las condiciones del inmueble y el estado del terreno, es aconsejable «la demolición del inmueble y, en su caso, proyectar una instalación nueva que se adecue a las necesidades portantes del terreno y a los requisitos establecidos por el Código Técnico de la Edificación».

En la carta, el gerente Cardador detalla que el Departamento de Arquitectura e Infraestructuras de la Gerencia ya está redactando un proyecto, que además de incluir el derribo de las instalaciones actuales, contempla «la ejecución de un nuevo vaso de piscina y unos vestuarios y bar que cumplan con lo requerido por los vecinos».

El pasado 28 de mayo, La Opinión acompañó a la asociación de vecinos a visitar la piscina, clausurada por Urbanismo en 2013 por el mal estado de la cubierta y sin uso desde 2014. La presidenta vecinal, Carmela Fernández, denunció entonces el estado de abandono de las instalaciones y reclamó para el barrio «una piscina de verano».

La presidenta de la asociación de vecinos, que ayer se reunió con el concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, para conocer los planes municipales, reclamó al Consistorio «que no demuela la piscina hasta que no tenga el proyecto listo y dinero para hacer la nueva». La dirigente vecinal explicó que no quiere que ocurra como en Santa-Rosalía Maqueda, «donde demolieron la piscina, la cubrieron de tierra y así sigue».