La mejora de la situación económica de los últimos ejercicios está permitiendo que el colectivo de jóvenes firme cada año un mayor número de contratos y que el número de afiliados a la Seguridad Social también aumente, aunque los sindicatos advierten de que las elevadas cotas de precariedad laboral siguen siendo la tónica en el empleo. El último informe del Observatorio Argos de la Junta de Andalucía sobre el mercado de trabajo de los jóvenes en la comunidad, publicado recientemente, revela que las personas menores de 30 años firmaron a lo largo de 2017 un total de 263.034 contratos en la provincia de Málaga, un 10,4% más que el año anterior, mientras que la media mensual de afiliados a la Seguridad Social a lo largo del ejercicio (86.894) subió un 7,4% sobre las cifras de 2016.

En comparación con 2013, que registró las cifras más bajas de afiliación a la Seguridad Social y de contratos realizados a jóvenes de toda la crisis, las cifras de 2016 presentan una subida para este colectivo de casi el 43% en contratación pero sólo de algo más del 15% en cuanto a número de trabajadores.

La temporalidad, sin embargo, sigue presidiendo la contratación registrada en Málaga. De los 263.034 altas que se firmaron a jóvenes el pasado año, tan sólo un 6,1% del total (algo más de 15.800 contrataciones) tuvieron carácter indefinido, porcentaje que continúa la baja línea de años anteriores. La firma de contratos temporales, en sus diferentes modalidades, acaparó el otro 93,9% de las contrataciones a jóvenes. Los sindicatos denuncian además que en muchos sectores de actividad los trabajadores se ven obligados cada vez más a enlazar un contrato tras otro, ya sea cubriendo un mismo puesto de trabajo o rotando de forma constante por diferentes empleos, algo que afecta con mayor intensidad a los jóvenes.

El informe del Observatorio Argos detalla que las ocupaciones de camarero,dependiente en tiendas y almacenes, peón agrícola, monitores de actividades recreativas y de entretenimiento, personal de limpieza, ayudante de cocina, peón de industria manufacturera, peón del transporte de mercancías y descargadores, administrativos y cocineros conforman el grupo de diez profesiones más contratadas en 2017, concentrando entre todas ellas más de la mitad de todos los contratos que se firmaron a jóvenes en la provincia el pasado año (en concreto, unos 141.086, el 53,6%). Estas ocupaciones, muy sujetas a la estacionalidad o a contratos por obra y servicio, dibujan así un mercado laboral donde las incorporaciones indefinidas estables siguen estando muy arrinconadas.

El único dato esperanzador en este sentido que podría indicar una cierta evolución a la estabilidad en el mercado laboral es que los contratos fijos, aun siendo mucho menores en números reales, crecieron porcentualmente en 2016 más que los temporales (un 17,6% frente a un 9,97%).

El puesto de camarero es, de largo, el que más contratos genera. En concreto, uno de cada cinco altas laborales firmadas por los jóvenes malagueños (49.247) fueron para este puesto. Los dependientes en tiendas y almacenes, con 25.232 contratos, concentraron otro 10% del total. Ya a más distancia se sitúan las altas de peones agrícolas (14.092), monitores de actividades recreativas y de entretenimiento (8.555), personal de limpieza en hoteles y oficinas (8.466), ayudantes de cocina (8.541), peones de las industrias manufactureras (7.014), peones del transporte de mercancías y descargadores (5.020), administrativos (4.855) y cocineros (4.544).

El análisis de la contratación por sectores revela que el segmento de los servicios (donde se engloba el comercio o el turismo) es el que copa la mayoría de los contratos que se hicieron a los jóvenes en 2017, con casi un 84% del total (220.894 incorporaciones). Le siguen la agricultura con un 8,3% (22.009), la construcción con un 4% (10.584) y la industria con un 3,6% (9.547).

La evolución general de las cifras de empleo de los jóvenes es, en todo caso, positiva teniendo en cuenta que la crisis, hasta 2013, había causado estragos. En esa fecha, Málaga registraba una pérdida acumulada del 52% de sus afiliados menores de 30 años respecto a antes de la recesión (en 2006 daba empleo a 155.000 y en 2013 la cifra se había reducido a sólo 75.000) mientras que el volumen de contratación caía también un 46% (de casi 342.000 contratos firmados en 2006 se pasó a 183.850 en 2013). A partir de 2014, los números empezaron poco a poco a mejorar