«Empecé un martes y 13 de 2015 y cada vez que llego al día 13 del mes lo celebro como una victoria contra la lógica», ironiza Francisco Javier Rodríguez Barranco, de Alcalá de Henares pero malagueño de adopción desde hace más de 20 años.

Esa batalla contra la lógica es Azimut, la editorial que fundó entonces en Málaga y que este excomandante del Ejército del Aire y doctor de Filología Hispánica gestiona «con mucha ilusión», entre otras cosas porque nació de su temprano amor por los libros.

También la novela negra que acaba de publicar en Azimut, Nunca he sido la musa de nadie, es fruto de muchas lecturas y, en especial, de los dos protagonistas de su tesis doctoral por la UMA, Alfredo Bioy Casares y Borges, los dos escritores que unieron sus ingenios para escribir novelas policiacas y divulgar cuentos del género negro. «De mis lecturas de Bioy, de Borges y de sus trabajos literarios me viene el amor por el cine negro y la novela policiaca», confiesa.

Nunca he sido la musa de nadie, con un prólogo de la columnista de La Opinión Lola Clavero, bebe además de una escuela de novela negra muy querida por los dos escritores argentinos: la británica. «La escuela americana es más de tiros, sangre, prostitutas y alcohol; la británica es más fina, va más en la línea de que tienes un misterio que resolver y las personas no son lo que parecen», detalla.

Estos elementos sobrevuelan su novela, ambientada en la Málaga actual y cuyo nudo gordiano es la aparición del cadáver de un mendigo con traje de lino, flotando en las aguas de los Baños del Carmen el día de la procesión de la Virgen del Carmen.

Además de la investigación, que no es el eje principal, la novela se detiene en la vida de los tres protagonistas: el indigente fallecido; un conductor jubilado de la EMT, aficionado a la criminología y una camarera de los Baños del Carmen, «con la que me identifico porque tiene mi edad y mi formación académica», sonríe.

Y de fondo, la ciudad de Málaga, cuyos puntos a favor el editor y escritor argumenta de esta manera: «Probablemente hay ciudades en España más históricas, universitarias y marineras, pero Málaga tiene de todo: su Historia, Universidad, vida cultural y vida marinera».

La aporofobia

Y en la Málaga de nuestros días se ambienta la novela, que también quiere ser una reflexión sobre un fenómeno en auge: la aporobia o miedo a los pobres.

El escritor explica que tiene mucho trato con algunos indigentes de la capital, algunos de los cuales aparecen en la novela, junto con mendigos ficticios, y queparte de lo que sucede en la obra, que también tiene como escenario el hogar social de Cáritas en Pozos Dulces, es fruto «de la observación directa».

En este sentido, reflexiona sobre la mendicidad y recalca que, en muchas ocasiones, «no es un problema económico sino mental y lo que requeriría sería que las personas con competencia se pusieran el mono de trabajo» para crear centros de acogida «o completar la ley de dependencia con un apartado de incorporación social o más bien psicológica».

Francisco Javier Rodríguez Barranco ya tiene en cartera otras tres novelas, también ambientadas en su ciudad.