La apnea es una pesadilla, aunque impida, precisamente, que quien la sufre pueda conciliar el sueño. Las vías aéreas llegan a cerrarse, provocando el colapso. Una pausa respiratoria que impide poder descansar. Los músculos de la mandíbula se relajan, la lengua retrocede y se obstruyen los canales de aire... el cuerpo reacciona despertando violentamente. ¿Dormir o no dormir? Ésa es la cuestión. Un grupo de investigadores de la Universidad de Málaga ha desarrollado un dispositivo bucal que puede ser la solución a este martirio.

Estos científicos del Departamento de Ingeniería Mecánica de la UMA, en colaboración con la empresa Ortoplus, instalada en el Polígono Alameda, han diseñado un aparato mandibular que se personaliza para cada paciente según las dimensiones y la mordida propias de este hueso facial. El objetivo de este sistema, que se fabrica con una impresora 3D, es mantener las vías respiratorias abiertas continuamente y evitar la falta de oxígeno mientras se duerme.

No es como los que ya existen en el mercado. La principal novedad, como explica Juan Antonio Cabrera, uno de los ingenieros, está en una pequeña leva o aleta que se sitúa en los extremos de la férula que el paciente se mete en la boca, y que hace que «siempre tenga la mandíbula un poco avanzada». «En la posición normal de reposo, mantiene la mandíbula adelante, de manera que las vías no se cierran y la persona puede seguir respirando», explica Cabrera. Se facilita así el paso del aire durante las horas de sueño. Con el nuevo dispositivo, por tanto, se mejora la apertura de las vías respiratorias y se evitan los ronquidos al mismo tiempo que la suspensión transitoria de la respiración.

«Ya hay muchas empresas en el mercado que venden dispositivos contra la apnea», admite este investigador. Pero llegan a moverse durante la noche y, por tanto, no consiguen el efecto deseado. Otros utilizan unas barritas o tornillos para evitar el desplazamiento. «Pero con ninguno de ellos se ha estudiado la geometría y la morfología de cada individuo y de su mandíbula», insiste Cabrera, que ha trabajado en esta investigación durante los últimos tres años, junto a Alex Bataller y Marcos García Reyes, becario del grupo de investigadores.

En el equipo de trabajo también hay otorrinos y dentistas, que pertenecen a la empresa como los doctores Mayoral y Vila, o Ana Fernández, del departamento de I+D+i de Ortoplus.

«Lo que nosotros hacemos es un estudio cinemático de la mandíbula del paciente, vemos las dimensiones y cómo es el contacto entre la mandíbula y el cerebro», añade el investigador.

El nuevo dispositivo se hace con una impresora 3D y no hay piezas intermedias. Uno de los problemas es el material a utilizar, ya que éste tiene que ser biocompatible y todavía no existen certificados para que puedan mantenerse en boca durante demasiado tiempo. Al menos, durante toda la noche. «Estamos buscando materiales que además duren más tiempo», reconoce. «El material perfecto, que evite rigideces y la fragilidad de los actuales», defiende.

De momento, ya se han llevado a cabo ensayos con personas. Y va bien. «Se sienten cómodos, sienten que les viene bien. Se ha hecho un estudio de las vías aéreas para saber cómo repercute el dispositivo». Todas las pruebas se han realizado con personas que padecen trastornos del sueño, concretamente apnea obstructiva del sueño, y han resultado positivos. «La experiencia directa es la única vía para determinar si este tipo de dispositivos satisface las necesidades de pacientes con trastornos de sueño y que puedan mantener la boca cerrada o abierta mientras duermen sin que les provoque situación de angustia o sensación de ahogo», afirma Cabrera.

La siguiente fase del estudio, en el que ya están trabajando los científicos, se centra en la búsqueda de nuevos biomateriales y biocompatibles, más resistentes y duraderos que los actuales elaborados a partir de plásticos. «El objetivo es poder comercializarlos antes de final de año, pero eso ya depende de la empresa», concluye Cabrera.