El fenómeno de la inmigración irregular se consolida en las costas andaluzas con cifras impensables hace tan solo unos meses. También en Málaga, donde ya hay jornadas en las que Salvamento Marítimo rescata y traslada a la capital a más personas que algunos de los balances anuales de la última década. Como fechas significativas, y todavía con buena parte del verano y el otoño por delante, están el 23 de junio (320 personas), el 8 de julio (231) y el pasado miércoles (131). Mientras todo apunta a que el máximo histórico de 2.307 personas que llegaron el año pasado a nuestras costas en pateras va quedar pulverizado antes de que finalice el año -en los primeros siete meses de este año ya se han alcanzado las 2.000, según los datos del puerto de Málaga-, las instituciones malagueñas siguen buscando fórmulas para que los inmigrantes sean atendidos de la forma más digna posible no sólo cuando llegan exhaustos a puerto, sino durante el tiempo en el que la Policía Nacional tramita los expedientes de cada uno de ellos en jornadas maratonianas.

Desde que el polémico Centro de Internamiento de Capuchinos (CIE) se clausurara en 2012 por el estado ruinoso que presentaba y el Gobierno de Rajoy anunciara la construcción de uno nuevo del que poco más se sabe, las autoridades malagueñas han ido improvisando localizaciones para dar cobertura a los calabozos de la Comisaría Provincial. Los pabellones deportivos de Ciudad Jardín, Tiro de Pichón y esta semana de El Palo han sido convertidos en albergues por Cruz Roja dependiendo siempre de la disponibilidad de los mismos, pero estas soluciones son parches. «Lo ideal no es habilitar pabellones municipales, se trata de una solución puntual para afrontar el problema que supone la falta de recursos de la policía, porque no vas a dejarlos en la calle», aseguró ayer el concejal de Derechos Sociales, Raúl Jiménez, para reclamar la construcción de centros de acogida exclusivos para afrontar estas situaciones. Mientras esto no ocurra, Jiménez dijo que el pabellón de El Palo podría ser desde ahora una opción más fija puesto que el de Tiro de Pichón se encuentra de obras.

Los problemas, sin embargo, surgen desde que los inmigrantes tocan tierra en el puerto, instalaciones que no están preparadas para la atención sanitaria y humanitaria de estas personas, aunque también buscan la fórmula para poder hacerlo. Hace unas semanas, el presidente de Cruz Roja Española, durante una visita a la capital, aseguró que deseaba que el centro de atención a migrantes que se está construyendo en el puerto malagueño estuviera operativo muy pronto, aunque por lo que dijo ayer el director de la Autoridad Portuaria, José Moyano, la estimación de la organización humanitaria es de entre tres y cuatro meses desde que contraten los trabajos hasta que se ejecuten las obras y puedan utilizarse. Moyano detalló que el espacio facilitado se ha dividido en dos partes: una con unos módulos exteriores de unos 400 metros cuadrados que servirán para albergar la primera recepción de los inmigrantes; y otra de unos 180 metros cuadrados, cedida por la Autoridad Portuaria, que vendrán a complementar estos módulos de Cruz Roja en cuanto a duchas, baños y aseos.

El presidente de la Autoridad Portuaria, Paulino Plata, reclamó ayudas de la Unión Europea el entender que es Bruselas quien debería financiar las instalaciones para atender a los inmigrantes que llegan al puerto en pateras, e incluso, añadió, «el dispositivo de atención y las medidas para resolver los problemas humanos que todo esto está conllevando». «Estamos haciendo lo que podemos», dijo Plata antes de reconocer que hay puertos «mejor preparados», recordando que con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero «se hicieron unos equipamientos en el puerto de Almería y el de Motril (Granada) con cargo a Frontex, para recibir a este tipo de personas», lamentando que «aquí ni se planteó y, por tanto, no tenemos un lugar fijo preparado para atender a estas personas». El máximo responsable del puerto aseguró que en determinados momentos ha surgido «algún problema» en relación con la llegada de los migrantes y la propia actividad del puerto: «Algunas veces las operaciones se han hecho con dificultad y se han intentado ordenar de la mejor manera posible, pero evidentemente hay unas dificultades que estamos tratando de evitar con una nueva localización que se está trabajando».