­­Al contrario que H.G.Wells, que sólo lo imaginó en una novela, Jesús Ortiz Morales (Málaga, 1959) puede viajar al pasado, aunque el viaje le suponga, en ocasiones, varios años de trabajo. «Pueden parecer cromos para niños pero es una de las cosas más radicales que he hecho en mi vida», confiesa.

Este profesor de Acústica en el Conservatorio Profesional Martín Tenllado, doctor en Comunicación Audiovisual y uno de los fundadores del grupo Tabletom, tiene en las manos Málaga Onírica, un cuaderno editado por Airon Sesenta que reúne 18 de sus sorprendentes infografías sobre Málaga, la mayoría de ellas a doble página. La primera de ellas, la Calzada de la Trinidad, sin bloques modernos, de la que cuenta: «Eso que tienes ahí es tal cual lo he conocido, es recordarme a mí mismo con 10 años. Lo único añadido es una alcubilla que estuvo ahí hasta 1920».

La radicalidad de la que habla se encuentra en su reivindicación, mediante estas trabajadas infografías, de un casco antiguo y barrios histórico libres de despropósitos urbanísticos, de los desmanes de los años 60 y 70, pero también de propuestas rupturistas de nuestro siglo. Algunas de sus obras pueden verse en su blog personal Málagaduele. De hecho, el espoletazo para este trabajo comenzó, explica, cuando echó una mano al colectivo Torre Vigía, en su oposición al hotel de diez plantas de Moneo en Hoyo de Esparteros, una zona donde, hasta la reforma que trajo el propio hotel, sólo se permitía construir la mitad de altura.

«Al principio lo que hacía era un montaje fotográfico puro y duro; eso sí, lo fui difuminando cada vez más. Tuve mucho trabajo de documentación, perspectivas de recorte y acople de fotos; a partir de ahí comencé a convertir las fotos en ilustraciones, metiendo laboratorio, y a darles puntos de vista que no existían», detalla.

Además, su trabajo como compositor ruidista, una ruidosa rama de la música contemporánea, le permitió crear pequeños programas informáticos propios para hacer música electrónica, habilidad que también ha aplicado a las infografías. «En el fondo, todo lo digital no son más que números», explica.

En sus infografías se entremezcla la denuncia con la reconstrucción histórica para la que, en ocasiones, no existen las casas originales, demolidas años o décadas antes. «Si las casas están en pie intento hacerles la foto, en ocasiones, si ya no están, acudo al archivo Temboury o al de Pepe Ponce y en otras, siempre quedan hermanas pequeñas o grandes en otros sitios de Málaga», cuenta.

Esto último es lo que ha hecho, por ejemplo, en la reconstrucción virtual de Hoyo de Esparteros, donde al lado del antiguo Gobierno Civil, luego pensión La Mundial, ha colocado el palacio Zea-Salvatierra de la calle Císter. «El edificio original era muy antiguo, de hacia 1810, lo hicieron sobre la muralla árabe, era precioso y se parecía, visto desde fuera, al palacio Zea-Salvatierra», explica.

Sin embargo, otra de las infografías, la de los Baños del Carmen, partió de una colaboración con ecologistas que querían preservar el fondo marino del Balneario, amenazado por el plan de reforma de los Baños del Carmen, que en principio contempla el aporte de arena para la playa.

«Me tomaron varias fotos desde un barco y me dieron planos para que lo recuperara. Esto tiene cinco años de trabajo. Todo lo que aparece es lo que había, salvo el embarcadero, que no lo he puesto».

Jesús Ortiz señala curiosidades como el templete de música para la orquesta, en el que asoma una ruleta: «Aquí iban solteros y solteras, cogían número y según los números, se emparejaban. Detrás de todo esto había una feria entera, todavía hoy te puedes encontrar trozos de jaula».

Otra de las infografías más trabajadas es la de la calle Alcazabilla, de nuevo un trabajo mixto de reivindicación y rescate del pasado: En la calle, sin el edificio de Atencia, pueden versen los tejados de la iglesia de Santiago, perdidos hoy para la memoria visual de los malagueños.

Para realizar la infografía se ha servidor de fotos anteriores a 1933, así que tampoco se ve el Astoria, aunque ha eliminado el antiguo hospital de Santa Ana y se mantiene parte de la Judería, cuyo estilo arquitectónico ha extendido al actual Museo Picasso. «Lo he adaptado a como sería la Judería, estoy harto de cubos blancos», explica.

También ha incluido una vista de la Glorieta de Torrijos, sin el edificio ilegal de los Campos Elíseos ni las construcciones que se levantaron a partir de los años 60. En esa reconstrucción ideal permanecen en pie las casas de La Coracha, «que en su época, en contra de lo que se cree eran casas caras». El artista las ha recreado, «recordando la Calle del Oro de Praga» y como guiño al pasado, ha devuelto a la vida parte de las murallas árabes de este frontal de la ciudad, mientras que al túnel de la Alcazaba le ha incorporado una suerte de entrada en forma del Mercado de Salamanca.

En cuanto a los edificios construidos a partir de 1964 en el Paseo de Reding, «cuando se inaugura el desarrollismo y te hacen dos porquerías gigantescas», ha sustituido esos bloques de viviendas por la actual sede de la Subdelegación del Gobierno, obra de Strachan.

El Perchel, con la licencia histórico de la Torre de Fonseca y Capuchinos, con un tramo recuperado del Acueducto de San Telmo que se encuentra en la zona, son otras de sus infografías.

El autor, que está a la vanguardia de la música contemporánea, responde a quienes le critican por ofrecer una Málaga anclada en el pasado, sin asomo de arquitectura moderna en estas infografías: «Esa es la Málaga que conocí cuando chico. Desde entonces Málaga ha crecido cinco veces; hay cuatro veces más Málaga con muchos edificios modernos que están esperando su sitio, para aportar valor a esas zonas de la ciudad», argumenta.

El artista se pregunta además, «por qué tenemos que cargarnos el Centro, la almendra histórica. Yo no me opongo ni al Málaga Palacio ni a la Equitativa, pero que lo pongan en esa Málaga nueva», y remacha que no está en contra de la arquitectura moderna sino de donde se emplaza. «Enfrente de la estación de autobuses hay un edificio moderno que hace esquina con un chaflán que me encanta. Soy partidario de la Málaga moderna, pero si la usas para derribar...».

Cuando la preguntan por el rascacielos del Puerto, regresa una actitud rebelde que ya tenía a los 18 años, cuando de forma testimonial recogía firmas para que derribaran el Málaga Palacio: «Nos estamos perjudicando a nosotros mismos, me parece un paso más allá que supone destruir el horizonte, no ya nuestro, sino de todos los malagueños que vengan detrás».

Las infografías realizadas y soñadas por Jesús Ortiz para Málaga Onírica también pueden verse expuestas estos días en la librería Proteo.