­Uno de los proyectos más controvertidos de los últimos años en Málaga, con detractores a nivel político y social, a la vez que más atractivos por llevar la firma de un prestigioso arquitecto de nivel internacional, está a punto de empezar a plasmarse tras casi 15 años de difícil tramitación.

Rafael Moneo, el más prestigioso de los arquitectos españoles, Premio Pritzker de arquitectura en 1996, que ha dejado su firma en trabajos internacionales realizados en Europa y América, autor en España de obras tan significativas como la ampliación del Museo del Prado, el museo Thyssen de Madrid o el palacio del Kursaal, de San Sebastián, no había hasta ahora construido en Málaga.

Ahora lo podrá hacer finalmente con el proyecto bautizado como el hotel de Moneo y que en su escenario más general supone la transformación de la trama urbana de Hoyo de Esparteros que, una vez concluido, cambiará totalmente su aspecto actual con la construcción de un edificio central de diez plantas, que tendrá uso hotelero y dos edificios de oficina, mas un parking subterráneo.

La polémica ha venido generada por dos aspectos, uno puramente de ordenación urbanística y otro de tipo constructivo. En el primer caso, el proyecto llevó a que el Ayuntamiento y la Junta modificaran la normativa de ordenación para esa zona de la ribera del río para permitir levantar un edificio de diez plantas, donde solo se permitían cinco; el segundo es que el proyecto plantea la demolición del viejo edificio de La Mundial, que será reconstruido unos cien metros más atrás. Esto ha suscitado un fuerte rechazo en grupos y colectivos ciudadanos que defienden la conservación del edificio como patrimonio histórico de la ciudad.

El proyecto ha arrastrado también las dificultades económicas de la promotora del mismo, la mercantil Braser, que hasta ahora no ha podido hacer frente a los compromisos económicos derivados del convenio urbanístico firmado en 2008 con Gerencia de Urbanismo.

Finalmente, el pasado martes, la Gerencia de Urbanismo abrió el portón que permitirá la ejecución del proyecto, con la concesión de la licencia de obras.

Ahora, tras la pausa de agosto, la promotora, una vez que reciba la expedición de la licencia, lo primero que hará será afrontar el pago de la deuda que arrastra del convenio de 2008, más los intereses de demora y de apremio, que suman unos 7 millones de euros.

«En septiembre cerraremos la operación del préstamo bancario, que ya está ultimado, y lo primero que haremos será pagar la deuda del convenio en su totalidad», confirma José Luis López Caparrós, principal responsable de Braser.

A partir de ahí, cerrarán el contrato con la constructora que se hará cargo del proyecto y «en otoño podremos comenzar las obras, con toda seguridad, antes de final de año».

Edificio sin valor

Los trabajos se iniciarán con un asunto polémico como es la demolición de La Mundial y otro edificio situado a su trasera. «Se hará muy rápido y respetando los horarios y exigencias que nos digan». López Caparrós señala que, pese al movimiento de rechazo ciudadano, «no le tengo miedo al asunto; es una actuación legal. Además se trata de un edificio sin valor arquitectónico; en cincuenta años nadie se ha preocupado de él». López se revuelve contra «el inmovilismo en el desarrollo de la ciudad, que es un freno».

Tras la demolición, los trabajos iniciales serán el desvío de un importante colector que atraviesa el suelo y la cimentación y construcción de los muros pantalla para acoger el parking subterráneo y los tres edificios en altura. La construcción del hotel y los dos edificios de oficinas se harán todo a la vez, por exigencias de Urbanismo.

Frente a los que señalan que, una vez conseguida la licencia, la promotora venderá el proyecto a un tercero, López Caparrós rechaza tal idea y señala que «llevamos más de 14 años con este proyecto con todas sus dificultades y vamos a seguir». «¿Quién va a querer este proyecto con la mala prensa que ha cogido?», se pregunta. «Nadie va a invertir en este proyecto con las circunstancia que tiene detrás; esto lo sacaremos nosotros adelante».

¿Y el arquitecto, Rafael Moneo, cómo ha recibido la noticia de la vía libre al proyecto? «Está de vacaciones, pero me consta que está muy satisfecho con la aprobación de la licencia. Moneo le tiene un cariño muy especial a este proyecto que para él no es la construcción de un hotel sino el ofrecer una solución urbanística a una zona degradada. Unos días antes de irse envió una última infografía con detalles más precisos y ajustados de cómo quedará todo el proyecto».