En noviembre de 1975, la Delegación de Información Turismo de Málaga recibió un carta de la Oficina de Información Turística de San Francisco de California «solicitando datos del porqué no se construyó la segunda torre de la Catedral de Málaga». La respuesta fue: «La segunda torre no se llevó a cabo porque Málaga envió el dinero que tenía dispuesto para esta obra al general Washington como ayuda a la causa de la independencia de Estados Unidos».

Sobre esta magnánima prueba de Málaga hacia la independencia de los Estados Unidos hay versiones dispares, tan dispares como si es cierta o no la historia que se remonta a mil setecientos y pico. La primera torre de nuestra catedral se terminó el 3 de agosto de 1769. Hay un placa que textualmente informa de la terminación: «Esta torre se acabó el dya tres de agosto del año myl setecyentos sesenta y nueve, y tyene de alto desde la superfysye de la calle hasta la extremidad del arpón cyento dyez varas y medya castellanas»

En un muy documentado artículo publicado en el número 12 de la revista Jábega (diciembre de 1975), firmado por Margarita de Cameron sobre nuestro primer templo, refiriéndose a la torre no construída, escribió: «La tradición malagueña afirma que los dineros destinados a terminar esta torre fueron enviados a América para ayudar en la Guerra de Independencia».

Un año después (cuarto trimestre de 1976) en el número 16 de la citada revista Jábega, María Victoria Campos Rojas, escribió un artículo titulado «El porqué de la inconclusa Catedral».Me permito copiar parte del primer párrafo de su trabajo: «La Historia se podría conceptuar como una sucesión de hechos entrelazados, muchos de estos acontecimientos los conocemos a través de documentos de juicios orales, desvirtuados con el paso del tiempo, tradiciones que, y es nuestra opinión, deben tener un trasfondo documental€».

Y sigue: «Una de estas tradiciones orales asegura que el dinero que estaba dispuesto para la construcción de la otra torre de la catedral de Málaga, fue enviado por el Cabildo para la independencia norteamericana. Lo cierto es que hasta ahora no se ha encontrado absolutamente nada que niegue o afirme tal juicio oral».

Y termina el largo estudio: «Ante todo, únicamente podemos confirmar que el destino que se le dio al dinero para la terminación de las obras de la catedral, siguió un curso muy distinto al que refleja la tradición oral».

María Victoria Campos agregó a su artículo once apéndices en los que se recoge toda la correspondencia, acuerdos, cartas, informes€sobre nuestra basílica.

Hay que terminar la torre

Si he recogido algunas citas o referencias relacionadas con la segunda torre es porque por enésima vez se plantea su terminación. La historia, no confirmada de que el dinero dispuesto para su construcción se donó graciosamente para ayudar a la independencia de Estados Unidos (una historia que exalta la generosidad del pueblo de Málaga hacia otro país) es quizás una leyenda, pero que debemos conservar y hasta considerarla como verdadera.

La idea acometer la construcción de la segunda torre no es nueva; yo recuerdo haber leído más de un intento que no tuvo el final deseado. Incluso recuerdo que una de esas comisiones pro-torre de la catedral partió de una entidad cultural-recreativa de gran arraigo en Málaga como fue el Círculo Mercantil, y haber leído artículos de no malagueños criticando nuestra abulia o despego hacia el inconcluso templo. Y al mismo tiempo, otros comentarios de signo totalmente opuesto, que defienden la permanencia de la manquita.

Ahora, sí

En estos momentos se ha retomado la idea de culminar la obra, e incluso, con la posibilidad de llevar a cabo la construcción de la segunda torre en el plazo de un año con un coste de diez millones de euros.

Quien ha sido el promotor de la idea es el presidente de la Asociación Ciudadana Málaga por su Catedral, don Diego Estrada, arquitecto, ingeniero industrial y especialista en restauración de monumentos.

Cuando un profesional con experiencia lo dice, me lo creo, aunque el plazo de un año me parece corto, sobre todo en proyectos como el de terminar la basílica. Pero si él lo dice, lo acepto. El problema está en contar con los diez millones de euros para poner en marcha el proyecto.

Que se puedan recaudar los diez millones de euros en un plazo más largo es posible, porque, por ejemplo, parte de los ingresos que se recaudan por las visitas turísticas se podría destinar a ese fin y, a partir de ahí, implicar a todas las administraciones públicas, donaciones, legados, colectas€ para ir obteniendo los fondos necesarios para poder dar los primeros pasos.

En el pasado mes de febrero se reunieron los socios fundadores del Patronato de la Fundación Por Amor al Arte, la Catedral, de la que forman parte varias entidades y asociaciones, en entre los que figura el presidente del Círculo Mercantil, una entidad, como apunté en líneas anteriores, que ya mostró su interés y decisión para culminar la construcción de la Catedral.

Las grandes catedrales que hay repartidas por el mundo no se hicieron ni en un año ni en un siglo. La que tenemos más a mano, y que puede servir de ejemplo, es el templo de la Sagrada Familia de Barcelona que, si mis cálculos son correctos las obras se iniciaron hace más de cien años y todavía no han finalizado. Un catedral no es obra de una generación sino de varias.

No voy a citar casos, salvo el de la Sagrada Familia; pero si uno repasa los años que fueron necesarios para construir las catedrales que hoy son signo de identidad de países y ciudades, comprobará que siempre ha sido así. Dos o tres siglos han sido necesarios para levantar esos magníficos templos que los turistas llevan en su agenda de vistas cuando viajan a Francia, Alemania, Bruselas, Moscú, Italia€ y a cualquier ciudad española donde tenemos pruebas evidentes de la existencia de catedrales y templos que los que los iniciaron no vieron terminar.

Para implicar al pueblo malagueño en esta empresa, y que se sume a su ejecución, tal vez podría recogerse en una publicación todo lo que se ha hecho en tal sentido y enumerar los tesoros que encierra nuestro primer templo. Puesta a la venta sería un paso más para iniciar el camino que se persigue. Su venta a la entrada del templo dirigida en especial a los turistas que a diario lo visitan y en las librerías malagueñas contribuiría a proporciona las primeras aportaciones para la ejecución del proyecto. No sugiero un trabajo exhaustivo sino uno divulgativo.

Los recursos más importantes vendrán por otros caminos. Hay que crear el ambiente para que el proyecto sea de Málaga, no de un grupo aislado que necesita del apoyo de todos los malagueños.