La Diputación de Málaga, junto a Carta Malacitana y la Asociación Marbella activa, presentó en la mañana de este martes, la campaña Espetacular que tiene como objetivo trasladar a la Unesco la intención de nombrar al famoso espeto malagueño como patrimonio inmaterial de la Humanidad. La Diputación está colaborando con la distinción Sabor a Málaga, reconocimiento que recibió en 2016, en la promoción del espeto junto a una campaña de recogida de firmas para llevar la causa a la Junta de Andalucía, el primer paso necesario para lograr los objetivos.

El diputado de Desarrollo Económico y Productivo, Jacobo Flordio, destacó que llevan tiempo reivindicando el nombramiento del espeto con esta distinción. Además definió al espeto como un «espectáculo gastronómico» y que la distinción de Patrimonio de la Humanidad, no es solo para el producto del espeto, sino para la tradición, su preparación y todo lo que significa el espeto.

Por su parte, el representante de la Asociación Marbella Activa, Javier Lima, destacó que «el espeto reúne todas las característica para poder ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad»; «el espeto es una genialidad de los malagueños», añadió. Además destaco el gran esfuerzo que esta haciendo todo el mundo por conseguir los objetivos, cosa que es muy importante para la UNESCO y terminó por destacar lo importante que es que los órganos de gobierno hagan campañas de apoyo a la causa.

Otras acciones desarrolladas por el apoyo de la Diputación son el concurso fotográfico La moraga y el espeto de sardinas, en el que se puede participar hasta el 20 de agosto a través de la web de Marbella Activa; el folleto divulgativo El espeto de Málaga en 20 respuestas o el libro sobre el espeto que se editará próximamente y cuyo autor es el historiador Jesús Moreno, vicepresidente de La Carta Malacitana, que también estuvo presente durante la presentación. Conseguir la distinción de Patrimonio de Inmaterial de la Humanidad es un proceso lento uy complicado.

En primer lugar, hay que conseguir la aprobación y el apoyo necesario para poder trasladar el asunto al organismo correspondiente de la comunidad autónoma. Desde la junta, se lleva al Ministerio de Cultura, que una vez al año debe trasladar a su vez todas la solicitudes a la UNESCO, en un proceso que se puede alargar siete años.