La entrada de Monte Dorado, la calle Pasión, está flanqueada por un muro de piedra casi desecho, en cuyo interior, aparte de un algarrobo y un ciprés, hay pulgas y ratas, cuentan los vecinos, que señalan que el terreno, de unos 100 metros cuadrados, era una pequeña huerta.

«Esto viene en los planos pintado de blanco, sin utilidad alguna y Patrimonio reconoce que es municipal», resume Miguel Campos, antiguo dirigente vecinal de Monte Dorado. Miguel, como otros muchos vecinos, quiere que la entrada de este barrio de autoconstrucción junto al Camino de Colmenar cambie de aspecto.

«Y no vale la excusa de que no está hecho el Peri, esta parcela es municipal», recalca Salvador Rojas, vecino de La Selva, como popularmente se conoce al barrio pegado a Monte Dorado .

Precisamente, los vecinos de La Selva verían muy mejoradas las comunicaciones si el Ayuntamiento hiciera obras en el solar.

Como explica Miguel Montes, por la parcela podría continuar una acera con murete y barandilla, interrumpida por el solar. Esta acera pondría en comunicación las calles Camino del Colmenar (un pequeño ramal del camino principal) y su continuación, la calle Obispo Alonso de Santo Tomás. «Le daría más anchura a la calle», destaca Salvador Rojas.

Y como apenas hay terreno donde actuar y las obras de continuación de la acera y la barandilla se comerían mucho espacio, los vecinos descartan que en el resto pueda construirse un centro social, porque apenas cabría. «Pero puede seguir teniendo uso social y que se pongan unos bancos, que haya un sitio para sentarse», recalca Miguel Campos.

Como recuerda José María Lobera, vecino del barrio y la persona que le dio el nombre en los 80, Monte Dorado, hasta ahora sólo cuentan con un banco instalado por los propios vecinos.

A este respecto, Salvador Rojas recuerda que, muchas tardes, los vecinos se sientan en el poyete de la carretera del Camino de Colmenar, como único sitio de descanso, «porque por ahí, debajo de un árbol sale una brisita del arroyo Toquero muy buena».

Salvador Rojas aprovecha para reclamar de forma urgente un paso de cebra para la parada de la línea 37 del Camino de Colmenar, en dirección al ventorrillo de Santa Clara. «Es un peligro», resume Salvador.

Los vecinos también siguen a la espera del plan especial para urbanizar la barriada, construida en su día en suelo no urbanizable. A raíz de una moción en la comisión de Urbanismo de febrero, el concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, declaró que los costes para la urbanización habían bajado de 7 millones de euros a 2,3.

La cantidad, señalan los vecinos, sigue siendo muy alta para un barrio con muchas personas en paro o jubiladas. José María Lobera considera, y así lo ha alegado, que los vecinos de Monte Dorado no deberían pagar nada «porque muchas barriadas de Málaga en la misma situación que nosotros como Jarazmín, El Palo. ¿Por qué tenemos que pagar nosotros?», se pregunta.