­Encontrar el amor como si de la búsqueda de un alto ejecutivo se tratase es la seña de identidad de una empresa malagueña de encuentros, que ofrece a un público selecto y de elevado nivel adquisitivo la posibilidad de localizar una pareja a la carta con su red de cazatalentos.

Sus profesionales, que aplican a nivel afectivo y sentimental la actividad empresarial del «headhunting», salen al encuentro del perfil solicitado por el demandante, que paga 4.500 euros por un servicio exclusivo y personalizado, según señaló una de las creadoras de Munay Matchmaking, Sonia Landín.

Con apenas siete meses en marcha, cuenta hasta el momento con diez clientes -de ambos sexos- que ya han finalizado su relación con la empresa, y que, asegura, han sido casos de éxito. «Nos desplazamos a diferentes ciudades españolas para realizar una primera entrevista personal con el usuario, e incluso tenemos previsto ir próximamente a Marruecos», indicó la emprendedora, que junto a su hija, la gerente Adriana Sifres, desarrolla este proyecto. A diferencia de otros sitios más conocidos, Munay -en el idioma quechua de Perú «amor poderoso»- apuesta por la calidad antes que por la cantidad, y propicia la fidelización hacia una persona, al menos hasta la primera cita, ha apuntado.

Su filosofía se basa en la creación de uniones duraderas basadas en la compatibilidad y ofrece al usuario la oportunidad de encontrar a personas afines en términos de personalidad, gustos y costumbres, de manera que las posibilidades de establecer una relación seria sean mayores que en otro tipo de lugares de encuentros.

Munay incorpora además a los homosexuales, así como -muy influida por corrientes filosóficas y espirituales- a otro tipo de público que quiera conocer a personas que hayan despertado a la conciencia, ya sean hombres o mujeres, según su responsable.

Desde que se firma el contrato hasta la primera cita transcurre un mes, tiempo necesario para la elección del candidato idóneo, cuya criba comienza por unos cuarenta perfiles hasta que tan sólo queda uno, seleccionado siempre por la empresa sin la intervención del cliente.

El pago se realiza en dos plazos, a la firma del contrato y días antes del primer encuentro, lo que da derecho a seis meses de búsqueda personalizada, aunque apunta que trabajan gratuitamente para aquellas personas que hayan sufrido un cáncer. «Intentamos que aquellos que acuden a nosotros vivan, sientan y respiren de otra manera, y se conviertan en personas más sensibles y empoderadas», detallan.