«A la antigua Casa de la Misericordia se le ha ido comiendo bastante terreno, sin hablar de la sede de la Diputación; aquí queda un reducto, la fachada principal, y lo que se pretende es que no siga este proceso», cuenta Miguel Ángel Bustamante.

Este licenciado en Historia ha sido uno de los cuatro firmantes que ha logrado que la antigua Casa de la Misericordia, de 1912, que hoy acoge La Térmica de la Diputación, entre en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Catalogación General.

La decisión fue comunicada la semana pasada por la Consejería de Cultura al diplomado en Genealogía José Luis Cabrera, otro de los firmantes, que puntualiza que la protección «incluye no solo el edificio sino la verja, la portada, la conserjería y los jardines».

Precisamente, la protección, explica, ha sido el recurso empleado para tratar de impedir la construcción del Centro de Estudios Americanos Bernardo de Gálvez, anunciado por la Diputación, con una inversión de 750.000 euros y otro tanto por parte del Ayuntamiento. El centro irá sobre lo que hoy es una parcela para aparcamientos.

José Luis tiene la esperanza de que la catalogación impida construir el centro y aboga porque se suprima el parking y se amplíen los jardines. Con respecto a la zona verde, el profesor en Historia del Arte de la UMA, Francisco Rodríguez Marín, otro de los firmantes, recuerda que «los jardines desempeñaron una función importante como lugar de esparcimiento cuando el edificio tuvo como uso inicial un hospicio».

También la directora teatral Rosa Palomo, la cuarta firmante, espera que la Junta de Andalucía «ponga pegas» al centro. Rosa forma parte además de la asociación de Granaderos y Damas de Gálvez de Macharaviaya, un colectivo que en enero comunicó al presidente de la Diputación, Elías Bendodo, la oposición al proyecto.

En su carta, la asociación reclama que el centro se construya en el pueblo natal de Bernardo de Gálvez, Macharaviaya, y entre otras razones considera el proyecto actual una «falta de consideración al Ayuntamiento de Macharaviaya, que hace menos de un año inauguró un museo de Gálvez». Además, argumenta que en Málaga sobran los recursos culturales y el centro en la capital desposeería al pueblo de su «único» recurso cultural y turístico.

José Luis Cabrera, por su parte, considera «anacrónico» «introducir con calzador el homenaje a un virrey colonial del XVIII» en un centro de cultura contemporánea y pide que el recinto no sea «el cajón de sastre de más ocurrencias».

Para Cabrera, el centro debe estar en Macharaviaya, por eso pide a la Diputación que «mejore las comunicaciones».

El diputado de Cultura, Víctor González, explicó ayer que el proyecto sigue su tramitación «y mandaremos a la Junta toda la documentación necesaria para sacar adelante el edificio, adaptándonos a la normativa en vigor, como cuando la Diputación rehabilitó la plaza de toros de La Malagueta, que es un BIC».