­Adelanto electoral en Andalucía a la vista. Así lo indican los movimientos de los diferentes partidos en Málaga. Todos han acelerado en las últimas semanas sus pasos para estar preparados por si se pulsa el botón rojo y se pone fin de manera abrupta a la presente legislatura. El flamante cabeza de lista de la candidatura de Ciudadanos (Cs) por Málaga, Javier Imbroda, tiró en su presentación de terminología deportiva para hacer un símil que se puede aplicar en estos momentos a todos los partidos en Málaga: «Estamos en pretemporada y listos para saltar al campo cuando el árbitro diga que se juega el partido». La frase representa un estado generalizado y compartido con el resto de formaciones. El árbitro se llama Susana Díaz, única con capacidad de ponerle fecha y hora al partido que mencionaba Imbroda, y que no es otro que unas autonómicas para ver quién se hace con el poder en Andalucía. La terminación natural de esta legislatura y la celebración correspondiente de elecciónes al Parlamento de Andalucía sería en marzo de 2019, pero ya no hay nadie que apostaría abiertamente a que se llegue a tal fecha.

El PSOE-A, aunque sus dirigentes sigan negando la mayor de puertas para fuera, está ultimando los detalles para un adelanto electoral que les garantice mantener la hegemonía en Andalucía. Un hecho que da prueba de ello: el pasado 6 de agosto la Consejería de Justicia e Interior licitó el encargo para imprimir las papeletas censales, sobres y demás impresos a utilizar en los próximos comicios.

Ahora sólo queda diseñar el calendario electoral y dar rienda suelta a un discurso político cuyo eje estará centrado en las políticas sociales, como es marca de la casa. Díaz quiere ahí, por un lado, presumir de que pesa a los recortes aplicados por el anterior Gobierno de Mariano Rajoy Andalucía sí ha podido mantener los niveles mínimos con mucho esfuerzo; y, por otro, dejar claro que un Gobierno presidido por el PSOE no va a permitir que nadie se quede atrás cuando la recuperación económica no ha llegado, ni mucho menos, a todas las personas. El descenso en el número de parados, aunque sigue siendo escandalosamente alto, le servirá para vender buena gestión.

El calendario aún no se ha estipulado pero ya se van trascendiendo posibles fechas. Finales de octubre o principios de noviembre, aseguran varias fuentes consultadas. Una de las máximas es que por nada del mundo las elecciones andaluzas coincidan con unas generales. El Gobierno de Pedro Sánchez está construido sobre arenas movedizas, pero él insiste en que va a agotar la legislatura. Vía libre para un «debate netamente sobre Andalucía» como ella lo desea, sin conceder a sus rivales la posibilidad de confrontar con el panorama político a nivel nacional. El mismo viento que llega ahora desde Madrid y ejerce de rebufo puede dar de cara en apenas unos meses.

Si Díaz quiere adelantar las elecciones tras la vuelta de vacaciones, tendrá que apresurarse. Un pleno escoba el 3 o 4 de septiembre y convocar elecciones al día siguiente para cumplir con el plazo de 55 naturales que tienen que pasar entre convocatoria y el día de la votación. «Va a convocar siempre que las encuestas que maneja le garanticen claramente la posibilidad de gobernar», asegura alguien que conoce al dedillo el manual de estilo del PSOE-A. Con elecciones a la vista, cobran especial relevancia los últimos tracking poll que Díaz recibe una vez a la semana en su escritorio. Información y seguimiento del voto de última hora. El PSOE-A lo confía todo a un oráculo demoscópico que en estos momentos le es favorable.

A esto hay que sumarle que sus rivales no pasan por su mejor momento. Juanma Moreno acaba de encajar una derrota dentro de su propio partido, al apostar con todas por Soraya Sáenz de Santamaría. Juan Marín, al frente de Cs, ha visto como la moción de censura en La Moncloa le ha cortado las alas al ascenso meteórico de su formación. La confluencia entre IU y Podemos, bautizada como Adelante Andalucía, todavía carece de candidato al Parlamento.

En este contexto, no es de extrañar que Cs adelantará sus primarias previstas para septiembre y las sustituyera por un proceso exprés que ha colocado a Imbroda como cabeza de lista. Que todo esté preparado por si en cualquier momento Díaz convoca elecciones. Cs ha incorporado como número dos a la jueza María José Torres para seducir con el mensaje de que se apuesta por talento de fuera. Esto sitúa al ahora parlamentario Carlos Hernández White en una delicada situación como número tres. Si Cs no logra mejorar los resultados de 2015 en Málaga, cuando se sacaron dos escaños, se quedará fuera. En el PSOE también han tomado conciencia de que a la vuelta de las vacaciones todo se puede precipitar. Los socialistas cuentan con dos ventajas: controlan los tiempos y no tienen que hacer primarias. Lo lógico sería que Javier Carnero, actual consejero, vaya de número uno. Le podría acompañar Pilar Serrano y José Carlos Durán, actual concejal en el Ayuntamiento de Málaga.

En el PP, Moreno irá de número uno y está la duda de que si Esperanza Oña va a repetir como número dos. Así, los platos ya están puestos. Ahora sólo falta que alguien levante la campana.