­Las informaciones falsas abundan en internet y las redes sociales y es una tarea cada vez más difícil tratar de evitarlas y reconocerlas. Pero hay algunas que son más peligrosas, pues juegan con la salud; y es que sanidad y alimentación copan la mayoría de los bulos que circulan por la web.

Desde que calentar la comida en un envase de plástico es la causa de 52 tipos de cáncer, a alimentos milagrosos o pseudociencias que acaban con esta enfermedad, los beneficios del zumo de limón en ayunas, que el café puede provocar hipertensión, relacionar las vacunas con el autismo o la extendida creencia de que bañarse después de comer produce el temido corte de digestión... Son bulos. Todos.

Muchos de estos rondan por internet, las redes sociales y, especialmente, por Whatsapp. Y propagarlos pueden tener importantes consecuencias en los usuarios. «Hay quien aprovecha este tipo de noticia para darse relevancia a nivel personal y sacar algún tipo de rendimiento. Muchas veces es gente que se dedica a la pseudoterapia e intenta desprestigiar la medicina tradicional», explica Francisco Cañestro, director del Área de Nuevas Tecnologías del Colegio de Médicos de Málaga.

Asimismo, no hace falta que quien lo difunda tenga conocimientos en la materia. «Un personaje conocido apoya ese bulo y la gente que lo sigue lo asume»; y este personaje lo hace por conseguir seguidores o adeptos a sus teorías». Por ello, las comunidades científicas han visto que «es un problema real», señala Cañestro, y han creado plataformas para combatirlos con información veraz.

Así, se puso en marcha #SaludSinBulos, una plataforma digital de la Asociación de Investigadores en eSalud (AIES) que ha firmado varios convenios con la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), que, desde la web PacientesSemergen.es, responden a las dudas de los ciudadanos para que se informen con criterios médicos adecuados; o con la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Por su parte, el Colegio de Médicos ha diseñado una sección de información en su web que enlaza con fuentes de información fiables.

«Hay que dejar que los pacientes utilicen las redes sociales, pero los médicos tenemos que orientarlos a que las consulten en fuentes fiables», subraya Cañestro, lamentando que «mucha gente llega a la consulta pidiendo una segunda opinión, porque la primera ya se la ha dado Google».

Peligros

El bulo más peligroso actualmente, indica, es el discurso que hay en contra de la vacunación, «que notamos que está funcionando porque están reapareciendo enfermedades que dábamos por erradicadas porque la gente está dejando de vacunarse». En Europa «hacía años que no había sarampión y últimamente se han dado casos en pacientes, y en España también».

Y es que una de las fake news que más impacto social ha tenido es la que vincula la aparición del autismo con las vacunas. Este bulo se remonta a 1998, cuando el médico británico Andrew Wakefield publicó un estudio falseado en la revista The Lancet. Wakefield hizo un ensayo clínico en el que relacionó la triple vírica con el autismo, algo que dos años más tarde le hizo perder la licencia por actuar de forma deshonesta e irresponsable ya que tanto los métodos como las conclusiones eran falsos. En 2015 se llevó a cabo otro estudio en el que participaron 95.000 niños y éste concluyó que no había ningún tipo de relación entre la vacuna y el autismo. Pero a pesar de ello, volvió a extenderse el bulo y aún continúa rondando por la web.

«Se está haciendo dudar sobre lo bueno de la vacunación y sus beneficios están muy por encima de los riesgos y, por supuesto, los riesgos no son los que contemplan estos grupos antivacunas», explica Cañestro. El problema es que los bulos, a veces, utilizan una media verdad para intentar dar veracidad a la información completa. Así, «se remiten a los intereses de la industria farmacéutica, que está claro que existen, pero también esta industria ha sacado productos que han salvado a millones de personas; una evidencia que estan intentando atacar».

Por otro lado, uno de los últimos mensajes más alarmistas ha sido el que señala que la Asociación Americana de Médicos ha advertido de que el consumo de bebidas calientes en vaso de plástico o que calentar alimentos en envases de este tipo de material es la causa de 52 tipos de cáncer.

Esta información «nos ofrece una visión limitada y parcial que lo aleja de la evidencia», explica Fernando María Navarro, uno de los médicos del equipo médico de PacientesSemergen.es. «Actualmente existe una normativa estricta respecto a los materiales utilizados en la industria alimentaria que además se someten a controles periódicos», subraya.

Cáncer

Por su parte, los bulos sobre cáncer se expanden muy rápido, quizá porque es la segunda causa de muerte en el mundo. Con este contexto, las fake news sobre esta enfermedad son recurrentes y en estos últimos meses está circulando un mensaje donde se recomienda que para evitar el cáncer de mama hay que lavar a diario los sujetadores, no utilizarlos para dormir y usar desodorante y no un antitranspirante.

«Los mejores estudios realizados hasta el momento no han encontrado ninguna evidencia que relacione las sustancias químicas de los antitranspirantes y desodorantes con cambios en el tejido mamario», explican desde Salud Sin Bulos, añadiendo que tampoco «hay evidencia científica alguna sobre la asociación del uso del sujetador; número de horas al día que se llevan puestos; o la edad en la que comenzaron a usarse y un incremento en el riesgo de desarrollar un cáncer».

En la misma línea, en las últimas semanas circula un texto que avisa del peligro que pueden suponer las mamografías, pues se asegura que provocan cáncer de tiroides. Pero la Asociación Española de Cáncer de Tiroides (AECAT) asegura lo contrario. «La exposición a los rayos X de rutina (dentales, radiografías de tórax, mamografías) no causa cáncer de tiroides», aclaran rotundamente.

Sobre alimentación hay otros bulos más típicos como que el café produce hipertensión; que el zumo de limón en ayunas es beneficioso; que el de patata acaba con el dolor de espalda; o que la lechuga es mala para cenar.