La aguja marca que el motor ha entrado en reserva. No queda más remedio que parar en una estación de servicio y repostar si uno quiere continuar el viaje. Llenar el depósito supone un verdadero sacrificio para muchos bolsillos. Este año, el precio de los carburantes se han disparado hasta máximos históricos. La escalada ha sido constante desde el pasado mes de enero, pero en junio, el litro se puso por las nubes. Y aunque de un día para otro, coincidiendo con la fiesta de la Asunción de la Virgen, los precios han vuelto a subir, quienes hayan iniciado o terminado sus vacaciones este 15 de agosto han podido respirar aliviados, ya que llenar el depósito es tres euros más barato que hace tan solo dos meses.

La diferencia no es mucha. Pero algo es algo. Sobre todo a tenor de las nefastas perspectivas que para los consumidores tenían las noticias que llegaban de Oriente Medio durante el primer semestre de 2018. La gasolina parecía el nuevo oro líquido. Tan cara como lo estuvo en el verano de 2014, cuando alcanzó precios récord. Llenar el depósito en una estación de servicio de la provincia de Málaga era en junio 11,5 euros más caro que en marzo de 2017, en el caso de los coches diésel, y 10,1 euros más para los vehículos que usan gasolina 95, según los precios que revisa de forma regular el Ministerio de Energía, y publica en su página web.

Las tensiones entre el presidente de EEUU, Donald Trump, e Irán, tras la ruptura del acuerdo nuclear con el país de Oriente Medio, dispararon el valor del barril de brent, la referencia en Europa, que llegó a superar los 77 dólares. Y el West Texas -referente en Estados Unidos- estaba por encima de los 71.

El precio del petróleo alcanzó su máximo histórico en 2008, debido a los daños causados por el huracán Katrina y el aumento de la demanda de China e India. En 2009, los precios volvieron a bajar. Sin embargo, fue en 2011 cuando volvieron a dispararse debido a una serie de factores socioeconómicos hasta 2014, cuando la depreciación de todas las materias primas hizo que el precio del barril comenzara un periodo a la baja que ha durado hasta este año.

Según datos del Ministerio de Industria, esta semana el litro de gasóleo A, el más usado por los conductores, cuesta una media de 1,253 euros en las gasolineras de la provincia de Málaga. Mientras, el litro de gasolina sin plomo 95 se sitúa de media en 1,350 euros. La misma fuente oficial informaba en la tercera semana de junio que el precio del litro de diésel alcanzaba un valor medio de 1,311 euros y de 1,399 euros el de gasolina 95. Es decir, un 3,5% más caro.

El precio que los conductores españoles pagan por los carburantes se obtiene de sumar el coste del precio del petroleo antes de impuestos y los diferentes tipos de gravamen que se aplican a cada uno de ellos. Cuando repostamos un litro de combustible no solo estamos pagando por el petróleo empleado para su fabricación, sino que hay diversos factores que se tienen en cuenta para fijar el precio final de la gasolina. Según datos de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos, cerca de la mitad del coste al público son impuestos: el 54% en el caso de la gasolina y el 48% en el gasóleo. En todo caso, la gasolina es más barata en España que en la media de la UE y la zona euro.

El Gobierno anunció hace dos meses, prácticamente al inicio del mandato, incrementar la carga fiscal al diésel, al considerar que estos vehículos son más contaminantes, sin que por el momento se haya concretado nada al respecto. Eso sí, las restricciones de circulación en las grandes urbes son cada vez más frecuentes.