Pese a que se encuentre dentro de un solar tapiado, el paso peatonal con escalera del Morlaco, a la altura del número 85 de la avenida del Pintor Sorolla sigue siendo público y por tanto, no ha pasado a propiedad privada, aseguraron a este periódico fuentes de la Gerencia de Urbanismo.

La aclaración se produce varios meses después de que en octubre del año pasado, Rafael Cueto, uno de los vecinos más antiguos del Morlaco, pidiera explicaciones a través de este diario al Ayuntamiento de Málaga por la inclusión de este histórico paso dentro de un solar tapiado, una situación que entonces llevaba unos tres años.

La servidumbre de paso, explicó entonces Rafael Cueto, había sido pagada de su bolsillo por los hermanos Rafael y Manuel Picasso, que en los años 30 del siglo XX se construyeron sendas casas que fueron conocidas como las gemelas y que fueron demolidas y ocupadas por un bloque. También contribuyó al camino Isidro Sierra, dueño de una yesera vecina.

Fuentes de la Gerencia de Urbanismo precisaron que el paso peatonal, que en la actualidad no se encuentra completo, ya en el PGOU del 83 tenía la consideración de vía pública, así como en el de 2011.

Además, explicaron que fue la misma Gerencia la que pidió al propietario del solar del número 85 de Pintor Sorolla la limpieza y el vallado del solar y cuando se efectuó, lo dio por bueno, «aunque incluyera el comienzo del sendero». «Esto no es estrictamente lo correcto, pero dejar ese espacio muerto de la escalera hubiera sido un rincón feo y peligroso», precisaron.

No obstante, las mismas fuentes aseguraron que «ni catastralmente ni según el PGOU vigente el propietario del solar se puede apropiar de ese espacio».

Como en octubre explicaba Rafael Cueto, la servidumbre de paso, que bordeaba las propiedades de los vecinos que la pagaron, acompañada por un enorme muro, fue utilizada por los vecinos durante la Guerra Civil para resguardarse en la mina de yeso del Morlaco del bombardeo de los aviones, motivo por el que los hermanos Picasso le abrieron una puerta.

Además, el camino comunicaba por arriba con La Torrecilla de la familia Van Dulken y permitía la comunicación de las fincas vecinas, como la Hacienda Paredes, Las Niñas o Las Cerrajeras, para bajar a Málaga y desembocar justo delante de una parada de tranvía. Además, un poco más arriba había una fuente para quien llegaba en montura.

Rafael Cueto lamentaba entonces que salvo el tramo de arriba, que todavía se conserva, esta servidumbre de paso haya ido desapareciendo poco a poco y la hayan ocupado nuevas construcciones vecinas.

A este respecto, las mismas fuentes de Urbanismo lamentaron lo que entienden como «una recalificación aparentemente injustificada».