­Un antes y un después. Así describen las camareras de piso que trabajan en la limpieza de los hoteles de la provincia sin estar integradas en la plantilla su nuevo contexto laboral. Con la aplicación del nuevo convenio de hostelería, que se publicó ayer en el Boletín Oficial de la Provincia de Málaga, entrando en vigor de forma inmediata, se debería poner fin a una de las fórmulas de ahorro más recurridas por parte de los hoteleros: delegar las labores de limpieza en intermediarios, generalmente empresas multiservicios, que son las que proporcionaban a las trabajadoras a un precio sensiblemente más barato. El nuevo convenio de hostelería fija ahora la obligación de aplicarlo a cualquier trabajador, externo o en plantilla, que desempeñe un trabajo en cualquiera de los aproximadamente 700 establecimientos hoteleros que se reparten a lo largo de toda la provincia. Según los cálculos de CCOO, eso significa que 4.200 kellys, acrónimo de ´las que limpian los hoteles´, se verán beneficiados por un convenio mucho más garantista que el que se establece por ley a las empresas multiservicio.

La diferencia entre uno y otro se traduce en un abismo salarial, con saltos que en muchos casos suponían una reducción de hasta el 40 por ciento. Eso, sin contar con una circunstancia que solía acompañar a muchas camareras de piso externalizadas en su jornada laboral: coincidir en el pasillo con sus compañeras en plantilla, que perciben casi el doble por realizar el mismo trabajo. El coordinador federal de Hostelería de CCOO, Gonzalo Fuentes, no duda en hablar de una «mejora histórica» y recuerda que el nuevo convenio de hostelería fija el salario bruto para una camarera de piso en 1.600 euros al mes. «Neto, según las circunstancias personales de cada una, quedaría en unos 1.150 euros. Un salario que, externalizadas, ni olían», añade.

La euforia también ha llegado a las propias camareras de piso externalizadas de la provincia, que llevan meses canalizando su causa a través Las Kellys Unión Málaga. Una de sus vocales, que prefiere seguir siendo citada sólo por sus iniciales, I.R., por miedo a posibles represalias, asegura que «ganamos en todos los aspectos». En su caso particular, como camarera de piso externalizada en un hotel de la capital, señala que pasaría a cobrar «casi el doble».

No sólo tienen ahora la esperanza de dejar atrás su sombrío panorama salarial, sino que también recuerdan que su condición de externalizadas viene acompañada por una batería de condiciones adicionales: sobrecarga laboral, temporalidad en los contratos, dificultad para que sus enfermedades sean reconocidas como laborales, etc. «Nuestras empresas nos obligan a cumplir con un volumen determinado de habitaciones al día. Eso prolonga nuestra jornada laboral. Yo estoy contratada por seis horas, pero para cumplir con el volumen de habitaciones que me mandan necesito ocho o nueve horas», describe I.R. un contexto que se replica sin tapujos en el resto de sus compañeras.

Para el futuro inmediato, las integrantes de Las Kellys Unión Málaga esperan que se aplique sin que los hoteleros traten de requebrar por algún resquicio. En este sentido, aseguran que ya se están despertando las primeras suspicacias entre las afectadas: «En algunos casos nos consta que los hoteles ya están haciendo aproximaciones para ver cómo pueden desarrollar sus propios convenios de empresa».

Fuentes se congratula de que se haya dado un paso de gigantes para poner fin a estas «circunstancias leoninas en el sector», y pide que la Inspección de Trabajo vele ahora por el cumplimiento del nuevo convenio: «Ahora viene la parte fundamental. Una cosa es negociar el convenio y otra muy distinta es que se aplique».

Luis Callejón, presidente de la patronal Aehcos, no deja lugar a dudas: «No es una cuestión de voluntad, es de obligación. Vamos a cumplir como lo hemos hecho siempre, a lo largo de años».